El McDonald's del futuro. Bajo ese título se acaba de inaugurar en Hong Kong el primer local del cambio de imagen más radical de la cadena en toda su historia. El ambiente es diferente: la cocina queda a la vista y se puede ver todo el proceso de preparación de alimentos, la iluminación es ambiental, las mesas tienen cargadores de celulares y, lo más importante, se han agregado muchas ensaladas con ingredientes especiales como la quínoa y los espárragos.
La renovación incluye cambios en todos los embalajes, uniformes del personal, módulos para hacer el pedido y en el tipo de alimentos que se ofrecen, a los que se ha querido dar un aire más "natural y refinado, casi artesanales"; lo que claramente va en contra del concepto de fabricación en serie que identifica -hasta ahora- a las cadenas de comida rápida.
En fin, McDonald's parece decidido a no rendirse, ya que que los cambios que ha hecho la cadena en los últimos años no han tenido los resultados obtenidos. Ha sido difícil consolidar lo que comenzó con la "democratización" de salir a comer fuera de casa, y que sumó al consumo a millones de personas de bajos ingresos. Hoy el mundo exige otros estándares y la compañía trabaja en eso. Habrá que ver si lo consigue.
Y, mientras tanto, donde de verdad se puede ser atendido como en la propia casa, disfrutando de los mejores y más frescos mariscos de Antofagasta, según lo declara orgulloso su dueño, es en el Tío Jacinto. Un local a pasos del mercado central, que fue picada en algún momento, pero que hoy recibe en no más de 10 mesas a quienes saben de su calidad.
No hay que equivocarse, porque no tiene precios de picada. Ni mucho menos, pero tampoco es demasiado caro por la calidad que ofrece. La atención es personalizada y hasta el pancito para acompañar es de vicio. Tiene, lejos, la mejor oferta de vinos y licores del norte... Donde todavía no hay mucha cultura al respecto y cuesta encontrar novedades en las cartas de los restoranes. Merece la pena, definitivamente.