área dramática de Mega tuvo un despegue inesperado en 2014 con el batatazo de "Pituca sin lucas". El equipo a cargo de María Eugenia Rencoret supo sacar partido al típico enfrentamiento entre ricos y pobres, apostando por una comedia de situaciones hilarantes que, además, consiguió cautivar a niños y jóvenes con un casting transversal. En paralelo, probó con éxito parejas y triángulos amorosos -la principal, compuesta por Álvaro Rudolphy, Paola Volpato e Ingrid Cruz-, con un elenco que conquistó al público y sigue penando a una enorme cantidad de viudos .
Con todo, parecía lógico que el canal siguiera rentabilizando el éxito de "Pituca"-que también heredó su otra comedia "Papá a la deriva"- y repitiera con "Pobre gallo" prácticamente los mismos ingredientes de la receta original. En la nueva teleserie no hay una mujer dejada a un lado por un marido estafador, pero sí un empresario exitoso, Nicolás Pérez de Castro (Álvaro Rudolphy), abandonado por su mujer y que luego de ser diagnosticado de vértigo agudo se va a vivir con sus hijos al campo en Yerbas Buenas
Ahí es donde comienza el enfrentamiento entre los dos mundos -esta vez, campo y ciudad- y el abanico de personajes despliega todo su parecido con el de "Pituca sin lucas". Pérez de Castro tiene su primer accidentado encuentro con la suboficial Flores (Paola Volpato), mientras su ex polola y hoy alcaldesa del lugar (Ingrid Cruz) lo empieza a acosar, tal como la "Reineta" perseguía en el mercado a Manuel en la teleserie anterior.
Mariana di Girolamo y Augusto Schuster (ex Belén y Fidel); Francisco Puelles, Montserrat Ballarín e Ignacio Garmendia (ex Salvador, María Jesús y Felipe) y hasta Gabriela Hernández y Fernando Farías (ex Lita y Benito) son parejas que se repiten el plato, estos últimos interpretando a un matrimonio de mapuches. El cambio más llamativo (y bien logrado) de registro es el de Mauricio Pesutic, que interpreta a un divertido cura de pueblo, y también destacan la incorporación de Jaime Vadell como el patriarca Pérez de Castro, y de Pedro Campos como el nuevo galán juvenil.
Las similitudes se advierten a primera vista excesivas, pero hay que decir que la historia funciona como reloj: corre rápido, es divertida, tiene guiños a personajes y temas de actualidad (uno de los carabineros habla de su Presidente Piñera), y hasta el mismo hecho de que las parejas repitan logra en algunos casos, como el de Schuster y Di Girolamo, que esa química traspase la pantalla como una fortaleza. ¿Cuál es el problema entonces con que el área dramática de Mega insista en la misma fórmula? En estricto rigor, y considerando la ardua competencia televisiva, ninguno. Pero es importante que el equipo líder de la industria no solo esté preocupado del rating, sino que también se atreva a correr riesgos y a proyectarse hacia el futuro.
Desde TVN, María Eugenia Rencoret y su equipo revolucionaron la industria de las teleseries abriendo nuevas franjas horarias (a las 15:00 y 22:30 horas) para la ficción local y arriesgando con géneros antes inexplorados para este tipo de producciones (como el thriller en las nocturnas). Por el mismo peso de su historia, entonces, y porque cuentan con la experiencia suficiente, los guionistas, los directores y los mejores talentos del mercado, es necesario pedirles ahora que salgan de su zona de confort y se atrevan a innovar. No es majadería, porque es cierto que "Pobre Gallo" funciona bien. Es simplemente lo que se espera de un equipo creativo y capaz como este.