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Martes 05 de enero de 2016
"Veinteañero a los 40": apostando a la nostalgia
"El comienzo del episodio debut avanzó lento. Primero, se mostró largamente a Pancho dormido, lo que se intercaló con el racconto del origen de su relación con Rafaela. Luego vino una larga escena que mostró la nueva vida de ella, a cargo de la parrillada 'El toro taquilla'..."
No es que la teleserie que Canal 13 estrenó antenoche no pueda interesar a las nuevas generaciones. Pero claramente, "Veinteañero a los 40" llega más directamente a quienes ya han pasado la mitad de su vida. Eso, porque está llena de guiños que apuntan a los maduros, partiendo por una estupenda banda sonora anclada en los años 80.
La historia de esta teleserie chilena conecta con las añoranzas del primer amor y de la pasión de la juventud. Al menos sus cuarentones protagonistas -Rafaela (Tamara Acosta) y Pancho (Francisco Pérez-Bannen)- pasaron gran parte del primer capítulo, cada uno por su lado, suspirando por su pololeo de 27 años atrás, que fue interrumpido por el accidente que lo dejó a él en coma durante todo ese lapso.
El comienzo del episodio debut avanzó lento. Primero, se mostró largamente a Pancho dormido, lo que se intercaló con el racconto del origen de su relación con Rafaela. Luego vino una larga escena que mostró la nueva vida de ella, a cargo de la parrillada "El toro taquilla", junto a su actual pareja, Jano (Pablo Macaya), el mejor amigo de Pancho antes del accidente. Aquí se aprovechó de presentar a una larga lista de personajes secundarios: los hijos de Rafaela y Jano, sus amigos, los empleados de la parrillada, etc.
La historia se pone realmente interesante varios días después del milagroso despertar de Pancho, cuando él recuerda lo que toda su familia le estaba ocultando: la existencia de Rafaela. Para poder encontrarse, ambos deben sortear varios obstáculos. Y aquí se revelan dos situaciones interesantes: 1) el hijo mayor de ella es de Pancho, pero nadie lo sabe; 2) tras su careta de marido amoroso y padre abnegado, Jano es en realidad un gran manipulador.
La teleserie partió de menos a más. Con un exceso de personajes secundarios -entre los que destaca Sigrid Alegría, que interpreta sin estridencias a la neurótica hermana de Pancho-, costó llegar al meollo del asunto. Pero se logró. El primer capítulo consiguió hacer frente a la imbatible "Sila" de Mega, demostrando que el público sí está interesado en la ficción de factura local.
La historia de esta teleserie chilena conecta con las añoranzas del primer amor y de la pasión de la juventud. Al menos sus cuarentones protagonistas -Rafaela (Tamara Acosta) y Pancho (Francisco Pérez-Bannen)- pasaron gran parte del primer capítulo, cada uno por su lado, suspirando por su pololeo de 27 años atrás, que fue interrumpido por el accidente que lo dejó a él en coma durante todo ese lapso.
El comienzo del episodio debut avanzó lento. Primero, se mostró largamente a Pancho dormido, lo que se intercaló con el racconto del origen de su relación con Rafaela. Luego vino una larga escena que mostró la nueva vida de ella, a cargo de la parrillada "El toro taquilla", junto a su actual pareja, Jano (Pablo Macaya), el mejor amigo de Pancho antes del accidente. Aquí se aprovechó de presentar a una larga lista de personajes secundarios: los hijos de Rafaela y Jano, sus amigos, los empleados de la parrillada, etc.
La historia se pone realmente interesante varios días después del milagroso despertar de Pancho, cuando él recuerda lo que toda su familia le estaba ocultando: la existencia de Rafaela. Para poder encontrarse, ambos deben sortear varios obstáculos. Y aquí se revelan dos situaciones interesantes: 1) el hijo mayor de ella es de Pancho, pero nadie lo sabe; 2) tras su careta de marido amoroso y padre abnegado, Jano es en realidad un gran manipulador.
La teleserie partió de menos a más. Con un exceso de personajes secundarios -entre los que destaca Sigrid Alegría, que interpreta sin estridencias a la neurótica hermana de Pancho-, costó llegar al meollo del asunto. Pero se logró. El primer capítulo consiguió hacer frente a la imbatible "Sila" de Mega, demostrando que el público sí está interesado en la ficción de factura local.
