Los lectores adictos a los culebrones televisivos conocen seguramente el nombre de José Ignacio Valenzuela (Santiago, 1972), guionista de varias teleseries que han alcanzado gran popularidad en Chile y en otros países hispanohablantes. Tal vez ignoren, sin embargo, que Valenzuela es asimismo autor de un número considerable de narraciones publicadas principalmente en México. En este país apareció en el año 2010 La mujer infinita , relato que se desarrolla en torno a la figura de Tina Modotti, la famosa fotógrafa y activista revolucionaria de la primera mitad del siglo XX. Novela cinematográfica ha sido denominada, y con razón, en los comentarios sobre ella, bastante laudatorios todos. No solo su forma es tal; su utilidad como objeto, también. Valenzuela la ha diseñado como un texto que en un futuro próximo, según sus propias palabras, podría convertirse en el guión real de una película que estaría protagonizada por Leonor Varela.
Tres secuencias temporales dominantes constituyen la cronología de la historia. La que funciona como eje narrativo tiene lugar durante el año 2001: Pablo Cárdenas, un estéril guionista de teleseries románticas, redacta por encargo el guión de una película sobre Tina Modotti titulada "La mujer infinita". La segunda cubre los días que rodearon al 10 de enero de 1929, fecha del asesinato del estudiante y activista cubano Julio Antonio Mella, con quien Tina Modotti mantenía una apasionada relación sentimental. La tercera secuencia transcurre a partir del otoño del año 2008 y presenta las extrañas experiencias que vive la actriz Eva O´Ryan, protagonista de la película escrita por Pablo, durante las semanas de su filmación en México. Existen también tres secuencias menores que se diseminan a partir de las anteriores: fragmentos del guión escrito por Julio; escenas de Tina Modotti cuando era fotografiada por Edward Weston en 1921, y el desenlace de la historia que ocurre en enero del año 2010. Todas estas secuencias están organizadas con notable habilidad narrativa por un discurso igualmente bien configurado que otorga a la novela la forma de teleserie que mencionaba antes. La pericia del autor es, en este aspecto, indudable. Sabe manejar los recursos escénicos adecuados para atrapar el interés del espectador de teleseries y aplicarlos con efectividad al texto novelesco: paralelismos de personalidades y conductas, contrastes radicales de personajes inocentes y pérfidos, y, sobre todo, homología de acontecimientos y situaciones distanciadas en el tiempo, pero representadas como similares mediante el uso de estratégicos y bien distribuidos montajes, que amalgaman pasado y presente en el tiempo atemporal característico de las leyendas.
La novela exhibe, sin embargo, una debilidad que no radica en el nivel de su impecable estructura narrativa, sino en la contradictoria configuración que termina adquiriendo el personaje de Tina Modotti. Como se advierte en el texto, Tina fue victimizada por ser una mujer diferente, libertaria y adelantada para su época desde el punto de vista sentimental, intelectual e ideológico. Imagen que sin duda obtenemos en la secuencia del asesinato de Mella y que justifica la dimensión infinita que la novela quiere atribuirle. Pero, en la secuencia central del relato Tina adquiere la fisonomía de un fantasma vampírico que succiona la capacidad creativa del guionista para que escriba su verdadera historia, enardeciéndolo hasta el punto del delirio y la alucinación. Terminado el libreto, su fantasma desaparece dejando a Pablo convertido en un guiñapo humano que durante los años siguientes se trasvestirá en ella y transformará su casa en la de Tina en un desesperado esfuerzo por recuperarla. La última visión que tenemos de Tina habla por sí sola: "Un aleteo blanco. La blusa de doble corrida de botones y amplio cuello se sacude al viento... Y su cabello, suelto y movedizo, abierto como dos alas negras que lo único que saben es batir para mantenerse a flote".
¿Pretendió el autor transformar a Tina Modotti en emblema de la fuerza creativa que obsesiona y hasta destruye al artista? Si ese fue su objetivo, no fue afortunada la elección del símbolo.