"El me nombró Malala"
El nombre puede ser todo y para la niña paquistaní Malala Yousafzai, su nombre fue y ha sido todo. Este documental del director ganador del Oscar Davis Guggenheim ("Una verdad incómoda") comienza con una leyenda del folclor afgano, la de la joven Malalai de Maiwand, quien, frente a la desazón de sus compatriotas en el campo de batalla frente a los ingleses, los arengó para encontrar valor. "Es mejor vivir un día como león que vivir cien años como esclavos". La frase caló en el padre de Malala Yousafzai, lector y profesor dedicado, quien bautizó a su hija en honor a esta Juana de Arco de Medio Oriente, y de alguna manera selló su destino: luchar contra los talibanes por el derecho a la educación para las niñas de su villa. Y el costo fue alto. Una bala en su cabeza que casi le costó la vida, la dejó sorda del oído izquierdo y sin la misma expresión facial que antes de sufrir ese atentado. El director Davis Guggenheim, tal vez sin distanciarse demasiado de su objeto de estudio, cuenta la cruzada de esta niña ganadora del Nobel de la Paz, exiliada lejos de su país, en una Inglaterra a la que aún no se acostumbra, mezclando sus estudios y pruebas y vida familiar con su vida de activista: entre conferencias, artistas, políticos y celebridades. Guggenheim trata de calibrar la identidad que hay entre la leyenda, la niña y la activista, y entre cada una de esas caras de Malala está un nombre, un padre y un destino manifiesto. Esta es la historia de una leyenda y hay admiración y loas en la película. Pero quizás faltó el otro relato, lejos de las luces, causas y gestas: el de una niña frágil saliendo a flote en medio de una horrible pesadilla.
"He named me Malala". Documental. 2015. EE.UU. 88 minutos. T.E. + 7.
"Ave Fénix"
El director alemán Christian Petzold ("Bárbara") usa una idea casi inverosímil (una sobreviviente del Holocausto cambia de cara tras una cirugía reconstructiva) para dar a luz a una demoledora película. En "Ave Fénix" casi todo es un amargo sentimiento: el tufillo que quedó de la pureza perdida entre las ruinas y horror de la Alemania de post guerra. La habitual colaboradora de Petzold, Nina Hoss, como la obsesionada Nelly Lanz, es la víctima que tras la operación y las vendas, y con nuevas facciones y la posibilidad de una nueva identidad ante sí, elige caminar sobre su propia y sufrida biografía y encontrar al hombre amado, Johnny, que la pudo haber traicionado con los nazis para él continuar con vida. Petzold obliga a su protagonista a interpretar y aprender a ser quien fue antes del horror y cambio de cara cuando Johnny, sin reconocerla, le pide que se haga pasar por esta mujer a quien cree muerta y cobrar de esa manera su herencia. Sólo un maestro de la narración como Christian Petzold puede tensar la cuerda tan bien y sostener durante todo el metraje este notable y triste circo de máscaras. Muy buena.
"Phoenix". 98 minutos. Alemania. Polonia. T.E.