El embajador del Perú abusó de la invitación y de la confianza brindada por la Presidenta de Chile: debería atenerse a las consecuencias. El diplomático fue invitado junto a jóvenes peruanos a un encuentro de buena voluntad en el Palacio Presidencial. A la salida, en las escaleras de La Moneda, desafiante, insistió en los polémicos derechos de su país sobre el denominado triángulo interior. No era el lugar ni la ocasión para semejantes declaraciones: fue un agravio inexcusable.
El embajador se aprovechó de la buena fe y de la hospitalidad de la Presidenta, que de haber sabido ese desenlace jamás lo habría invitado. Consecuente, la Jefa de Estado canceló la reunión prevista para el día subsiguiente con el embajador y un grupo de alcaldes peruanos.
Por un hecho menor, en 1846, el gobierno del Perú solicitó a los Estados Unidos el retiro de su jefe de misión, Mr. Jewett: sus descortesías con el canciller peruano le habían restado todo acceso al gobierno del Perú. Su permanencia no servía para el entendimiento entre los dos países. Los enviados de gobiernos extranjeros deben respeto al país en que están sirviendo y a sus autoridades, las cuales tiene derecho a hacerse respetar.
Harold Nicolson, uno de los diplomáticos más reconocidos, afirma que un embajador, si ha de tener éxito, debe ser capaz de ganarse la confianza de aquellos que ejercen autoridad en el país en que está acreditado.
Chile ha actuado con extrema discreción en el desencuentro sobre el inicio del límite terrestre con Perú. Con serena firmeza y sólidos argumentos, sostiene que es el punto de intersección del paralelo que atraviesa el Hito Nº 1 con la línea de la más baja marea, que coincide con el inicio de la frontera marítima sentenciado por la Corte de La Haya. Perú discrepa y arbitrariamente sitúa el inicio de la frontera en el punto 266, que paradójicamente llama Concordia, a 260 metros al suroeste del Hito Nº 1. Así fabrica un triángulo de arenas, de poco más de dos hectáreas, en parte inundado por las mareas, semiaisladas para los peruanos, accesibles por mar territorial chileno. Su insignificante playa sería costa seca para Perú.
Chile, a petición peruana y para no tensionar, eliminó la referencia al Hito Nº 1 cuando se creó la Región de Arica y Parinacota en 2011. En cambio, Perú en estos días ha dictado una ley que crea un nuevo departamento a partir del punto 266, incluyendo territorio chileno.
Seguidamente, su embajador agrega una tensión adicional con su imprudencia e ingratitud, a la salida de su visita a la Presidenta. Ha perjudicado su condición de interlocutor válido. Nada parecido habían hecho sus predecesores.
En los próximos seis meses, Perú elegirá al sucesor del Presidente Humala. Parecería que habrá que esperar hasta entonces para tener una relación constructiva con la Embajada del Perú.