Vuelven a subir los índices de depresión en Chile. La de las mujeres. Pero es un tema invisible, nadie habla de esto. La salud parece ser todo menos la salud mental. Y eso que es público que la depresión es la primera causa de discapacidad en mujeres adultas. Cuando más necesitamos rendir, cuidar, sostener, menos fuerza tenemos para hacerlo. Es un índice grave para el trabajo femenino, pero también para la maternidad. Nos deprimimos cuando jóvenes pasajeramente. Y nos deprimimos en serio cuando tenemos más responsabilidad. En parte por eso nos deprimimos. Porque tenemos los hijos y para eso hay que tener un sistema hormonal complejo que no nos ayuda en la estabilidad y en el procesamiento afectivo. Porque estamos a cargo de ellos, con o sin marido, los hijos son muy nuestros y los creemos nuestras obra. Mucha pega, mucho cansancio, muchas preocupaciones, todas al mismo tiempo.
Curioso que la alegría ya no sea un atributo femenino deseable. Si lo fuera, tal vez nos deprimiríamos menos. Nosotras somos las que imponemos normas, las que sabemos lo que hay que hacer, las del deber ser familiar. Agobiamos al resto con tanta información sobre cómo hay que hacer las cosas y el coqueteo, la locura, la irresponsabilidad y la fragilidad no nos permitimos vivirla ni compartirla.
La falta de libertad de las mujeres chilenas es, en mi opinión, parte importante de la depresión. Tenemos miedo pero actuamos como si no fuera así. Miedo de tantas cosas. De la pareja, del futuro de los hijos, de no ser la madre que describen los textos de psicología y los programas de televisión sobre cómo criar niños sanos. Nada hoy parece seguro. Y las mujeres lo sentimos fuerte y querríamos que nos cuidaran y protegieran. Pero no hacemos mucho para obtener protección. Al menos no en nuestras relaciones.
¿Y la seducción? No la sexualidad. En eso hemos avanzado mucho. Seductoras, porque somos libres. Libres de ser cada una como se le antoja. Los hombres son más diversos; nosotras, según el grupo social al que pertenezcamos, somos lo más iguales posibles.
En Chile 1 de cada 4 mujeres tendrá al menos una depresión en su vida. En cambio, la proporción para los hombres es de 1 de cada 9.
Me siento gritando en el desierto a veces. Porque las mujeres son las menos preocupadas de soltar... como si estar a cargo nos diera poder.
¿Habremos perdido esta guerra?