El regreso de "MasterChef" a la pantalla de Canal 13 es la mejor noticia de este segundo semestre para la señal de Luksic. La estación había entrado en los últimos meses en una restrictiva política de programación de bajo costo. Pero con espacios como "Gala, humor estelar" o "Ridículos" se había transformado el ahorro en un demérito creativo más que en una virtud, en una verdadera barrera de entrada para su audiencia más fiel: la más acomodada de la sociedad.
La marca de Canal 13 convive con la carga histórica de ser una señal de alto costo, donde cada peso ahorrado parece un millón y donde cada millón gastado es solo parte de su misión. La Universidad Católica soportó por décadas ese peso a punta de pérdidas y ahora su nuevo controlador, Andrónico Luksic, ha seguido la misma línea de explotación.
Canal 13 alimenta su programación de todo el día, en gran medida, gracias a su franja prime . Con "Tele 13" posicionado como uno de los mejores noticiarios de la actualidad en términos de calidad y con un par de aciertos estelares, el canal mantiene su línea de navegación. Sin embargo, no es lo mismo para las audiencias una señal que se mantiene a flote con producciones extranjeras, aunque sean tan estupendas como "El sultán", o con espacios vergonzosos desde el punto de vista creativo, como "Gala, humor estelar".
Una seguidilla de humoristas conocidos y desconocidos, disparando en horario estelar las rutinas conocidas y menos conocidas que suelen poblar el trasnoche del verano, no eran dignas de ningún canal. Menos de uno que tiene una marca tan definida por defender. "MasterChef", por el otro lado, es la antítesis completa de lo que esa vergüenza programática fue.
Es cierto que el formato no es original y su licencia es cara, debido a su innegable éxito mundial. Pero en ese espacio que lidera el mismo equipo de realities que antes reunía gente a vivir un encierro que desataba sus miedos, rabias, obsesiones y angustias, hoy se reúnen personas a explotar un talento que simboliza cariño, alegría y creatividad.
En esta segunda temporada de "MasterChef", el equipo que lidera Sergio Nakasone una vez más da muestra de su alto nivel y oficio en el mundo de la telerrealidad. El casting de participantes no solo es tan atractivo como el primero, sino que además da claras muestra de lo bien que se aprendió cada lección del primer ciclo, como incorporar participantes adultos mayores al show.
Este segundo "MasterChef" no solo tiene a un experimentado garzón demostrando cómo un trabajo se transmuta en pasión, sino que mezcla en su elenco hallazgos tan delirantes como un joven bombero incapaz de dejar de reír, un cantante de rock pesado incapaz de elaborar una oración con corrección -o elegancia- gramatical y una dulce mujer que transformó el producto de ollas y sartenes en el mejor remedio contra una enfermedad mortal.
Hay estereotipos de aspirantes a chef más esperables: la ex reclusa que busca una segunda oportunidad ante la sociedad, el joven que busca redimir una historia familiar y una monja que ha hecho de la cocina parte de su vocación.
Sin embargo, el equipo de "MarterChef" sabe que esto no es beneficencia sino entretención. Cada historia debe exprimirse hasta que no dé más y que, por tanto, habrá frutos más o menos jugosos para la televisión.
Los preseleccionados que en el primer capítulo vinieron a contar cómo habían sobrevivido a los maremotos, aluviones y terremotos que este año han asolado al país no llegaron al elenco titular. Y de los escogidos, la primera eliminada fue la religiosa, personaje entrañable pero sin demasiadas herramientas en el área culinaria o comunicacional.
"MasterChef" es sobre cocina, qué duda puede caber. Ahí está el afiatado e histriónico trío de jurados para transmitir con sus comentarios, caras y exabruptos lo que cada preparación puede evocar. Pero también es un show, y para recordarlo está Diana Bolocco, el principal rostro estelar de Canal 13, siempre atinada en sus intervenciones y discreta participación. Todos tienen claro que quienes mueven el programa son los concursantes, esa variopinta selección de frutos nativos que bien emplatada, en un formato televisivo de calidad, le da a la pantalla de Luksic un dulce y cálido sabor local.