Y después nos preguntamos por qué la gente ya no va al estadio.
Hasta hace un tiempo, los factores eran reiterados: la inseguridad personal o de los bienes privados, la molestia de tener que soportar a estúpidos que van a protagonizar desórdenes, la impotencia de ver cómo la policía no actúa como debiera para detener a los impunes barristas y la desidia de los directivos que presencian sentados cómodamente cómo destruyen los recintos.
Pero la suspensión y posterior reprogramación de San Luis-Colo Colo entrega una nueva respuesta a la interrogante.
La controversia entre la Gobernación de Quillota y el club local, porque según la autoridad el organizador vendió más entradas por persona de las convenidas, hecho desmentido por el presidente quillotano, resume el desorden patagüino y la anarquía existentes en un ítem tan sensible como la comercialización de tickets, cuestión en la que la ANFP, si no son de la selección, toma palco como si se tratara de un encuentro de la segunda división búlgara.
Desde que la televisión pagada se apropió del espectáculo "fútbol chileno" y se convirtió en la caja pagadora de los clubes profesionales, el desprecio por el público que aún tiene estómago y bolsillo para ir al estadio ha ido creciendo groseramente. A tal grado es el menosprecio, que los asistentes representan, generosamente hablando, lo mismo que una escenografía movible. ¿Alguien duda que la gran preocupación de los directivos de la ANFP no fueron las razones de la Gobernación para suspender el partido, sino cuándo, dónde y a qué hora se jugaría en definitiva el partido para que la parrilla del CDF no se desvalorizara?
En la medida que la violencia de las barras ganó protagonismo en el fútbol profesional, la cantidad de actores que han empezado a intervenir en la realización de los partidos se ha multiplicado de tal manera que la anticipación en la programación de los mismos es solo una expresión de deseo o una estrategia de lavado de imagen de la ANFP. ¿Usted cree que al fijar el pleito en Valparaíso, un terreno neutral, el organismo que administra el fútbol evaluó o le importó que San Luis viera perjudicados sus intereses deportivos por salir de su localía? ¿O que cambiar de una cancha sintética a una de pasto favorecería eventualmente a Colo Colo?
Y después nos preguntamos por qué la gente ya no va al estadio.
Después del capítulo quillotano hay que agregar, porque no se puede saber con certeza, si el partido por el que compró entradas se va a jugar en el lugar y a la hora programados, ya sea porque la autoridad está aprovechando el cuarto de hora de fama o porque el dirigente se está aprovechando del pánico para vender más tickets importándole un rábano la seguridad de los fanáticos.