Como de costumbre en sus dos salas, Galería Patricia Ready presenta ahora en cada una un expositor. De ambos nombres, uno resulta más novedoso. Este, en el altillo de la galería, es el todavía veinteañero Martin Kaulen. Tratada en series, la madera constituye su material protagónico. De ellas, la más atractiva corresponde a cortes horizontales de acacia sin corteza, a ensamblados que definen bonitos juegos visuales sobre fondo negro y bajo cubierta de vidrio. Bien facturadas, estas decoraciones son elegantes y consiguen interesantes efectos de superficies geométricas como originados desde la entraña del leño. Aunque dentro del mismo sentido plástico de las anteriores, los murales más grandes y que conservan las asperezas de la corteza, parecen menos delicados, mientras el grupo de maderas dispuestas al modo de baldosas cuadrangulares emerge con una significación más obvia. Los gofrados de papel o el de yeso carecen de la imaginación creativa, reinante en la serie más importante.
Ya con experiencia expositiva en la misma galería, Carolina Illanes visualmente opera siempre a través del blanco y alrededor de dos extremos en la vida del hombre, el hogar y la tumba. Veamos primero sus resultados dentro del primero de estos temas. Albo cartón pluma delgado le sirve, pues, para construir un conjunto de jaulas grandes que llegan a constituir una sola obra, capaz de encerrar una agrupación de espacios rectangulares por completo vacíos e impenetrables. Acaso la mayor conquista expresiva de este trabajo resida en el fuerte deseo de penetrarlo que experimenta el espectador.
Cortes láser sobre papel dibujan, entretanto, finas, esbeltas filigranas con los detalles ornamentales de las rejas del más variado estilo, que cierran mausoleos del principal camposanto capitalino. Acaso demasiado abundantes, estos trabajos blancos portan o no, como ocurre en la realidad, signos religiosos y son continuación de obras de parecidas de la misma autora, expuestos aquí hace algún tiempo atrás. No obstante, el número abultado de láminas agrupadas en cada muro de la sala tiende a operar como una especie de vidriera de un edificio entre confesional y laico.
Ahora, en el Centro Cultural Las Condes, también los cementerios inspiran a Francisca Alcalde. Esta vez, a través de la fotografía y la complicidad transformadora del óleo. Así, las figuras alegóricas de tumbas en piedra, yeso o mármol le sirven para crear un mundo peculiar con estatuas de ángeles y santos que, liberadores, buscan conducirnos rumbo al más allá. Fotografías de amplio formato y en tomas muy cercanas provocan una sensación inestable en el espectador: a la vez, de iluminación anímica y de desintegración material.
El mismo centro cultural presenta a una artista rusa avecinada en Chile desde hace dos décadas, Tatiana Zentsova. Sus impecables acuarelas sobre papel definen una personalidad acusada y una temática inesperada. Es que emprende el rescate de un Santiago con una antigüedad de más de un siglo atrás, basado en la intuición, en las estampas de la época y en vestigios arquitectónicos actuales. Pero importante resulta que sueña ante la ciudad, idealizándola, limpiándola, hasta introduciendo dentro de su mirada al ayer un hálito contemporáneo. En efecto, aires sutiles de surrealismo se introducen en sus logros mejores. Tenemos, de esa manera, los blancos espectrales en los briosos caballos de carruajes y en la vestimenta de las damas de la plaza de Armas. O la luz casi metafísica en la techumbre -y vidriera primera- de la desparecida Galería San Carlos y, además anaranjada, en la Fuente del barrio Concha y Toro.
Una sabia coloración multicolor, pero fuertemente rebajada bajo el imperio de ocres y grises, junto a la precisión lineal de la arquitecta, subrayan atmósfera nostálgica de estas pinturas. ¡Qué atractiva se ve la Calle Nueva York, por intermedio de dos visiones después de la lluvia! ¡Qué acogedora y plácida la esquina de la Catedral con sus arbolitos en pleno crecimiento! Asimismo incluye la autora detalles ornamentales de construcciones, como -ante todos- el par de Querubines del Palacio de Bellas Artes. Lucen, además, dos puertas rutilantes de Santiago Centro y del barrio Concha y Toro. Sin embargo, cuando la acuarelista opta por los trazos más distendidos y anchos -Confitería Torres, Alameda de las Delicias-, sus formas pierden personalidad y convencen menos.
ArbóreaMartín Kaulen y sus bonitos ensamblados en madera de acacia
BungalowCarolina Illanes y su interpretación con material frágil de rejas sepulcrales
Lugar:Galería Patricia Ready
Fecha:hasta el 9 de octubre
LembrançaFotografía y óleo sirven a Francisca Alcalde para transportarnos a ámbitos del más allá.
NostalgiaMuy atractivas acuarelas de la rusa Tatiana Zentsova, que rescatan un Santiago muy antiguo
Lugar: Centro Cultural Las Condes
Fecha: hasta el 27 de septiembre