Lo menos que puede decirse de esta novela -primera parte de una exitosa trilogía- es que es ambiciosa. La transparente referencia a una de las grandes películas de Ingmar Bergman ya da una idea de hacia dónde va, aunque, en realidad, siga el camino inverso: si en la película dos mujeres tienden a confundir sus vidas, en la novela una mujer disocia su personalidad. Hay, además, un médico patólogo que se llama Ivo Andric, igual que el escritor yugoslavo que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1961. El motivo es más oscuro y quizá solo sea un guiño culturoso, tal como que en la biblioteca de uno de los personajes un libro de Stieg Larsson, cineasta, novelista y poeta que no tiene nada que ver con Stieg Larsson, autor de otra exitosa trilogía criminal.
A favor de la de Erik Akl Sund (nombre que representa el trabajo colectivo de dos escritores, Jerker Ericsson y Håkan Alexander Sundquist), hay que decir que es más corta (al menos el primer tomo) y bastante más ágil, con menos relleno. Y también que, pese a un comienzo vacilante, donde se ensayan recursos narrativos y tipográficos para diferenciar voces, la novela pronto toma velocidad y plantea un caso criminal de difícil resolución. El asunto, ya está dicho, va por el lado de la doble personalidad, y por ahí los autores indagan en los efectos de los traumas infantiles. Y, tal como en el caso de Larsson (Stieg) y de otros escritores nórdicos de novela negra, uno se pregunta si hay algo perverso en el carácter escandinavo (y dan ganas de leer, todos los días, la crónica roja de la prensa sueca o noruega, para aventurar una respuesta) o si simplemente se trata de un grupo de gente talentosa que descubrió un filón rico en derechos de autor que, además, se ha puesto internacionalmente de moda. Sea lo que sea, si hay algo profundamente oscuro en el alma rubia o si se trata de un buen negocio, esta novela pone en el centro de la escena a un personaje que ha sufrido lo indecible por el abuso sexual al que la sometió su padre; a un pedófilo que secuestraba jovencitas para violarlas y grabar la escena; a refugiados de Sierra Leona, el país de los niños soldados que a los 7 años aprendían a matar; a dobles vidas al lado de dobles personalidades. El cóctel es potente y se bebe rápido, aunque haya poco más que decir sobre el libro. Ah: puesto que la edición es argentina, hay argentinismos en lugar de españolismos.
Erik
Axl Sund.
Roja y Negra,
Buenos Aires, 2015.
403 páginas.