Entre pequeñas casas que preservan lo que alguna vez fue una localidad cordillerana y que hoy se encuentra sitiada por avasalladoras construcciones, el lugar no puede ser más apropiado. El pueblito de Lo Barnechea está en un sector que aún conserva ese aire un poco bucólico donde el pan amasado y las empanadas todavía se hacen en horno de barro. Y allí se instaló D.O. (por Denominación de Origen), del chef Juan Morales, que antes de llegar a la TV ya era un talentoso y reconocido cocinero. Trayectoria en el exterior y varios premios mediante.
Para comenzar, nada mejor que la declaración de principios de la casa, que resume su verdadera esencia: "Queremos representar a esos grupos de productores, fabricantes y artesanos cuya producción se encuentra en zonas únicas de nuestro territorio y tienen para cada una de sus comunidades un impacto social y económico". Una propuesta culinaria que reúne la tradición, la vanguardia y el respeto al producto chileno. Así de simple... ¡y complicado! Y aunque tanta aparición televisiva hizo poner reparos a este nuevo lugar, una vez visitado quedó en evidencia que eran solo prejuicios.
En D.O. hay una propuesta de avanzada, pero con sentido y, sobre todo, muy lograda. Aquí se logran unos platos que encantan por su sabor, aroma y presentación. Realmente. Quizá es menos experimental que el Central, de Virgilio Martínez, en Lima, elegido el mejor restorán de la región, pero se le parece. Y mucho.
Su ambientación tiene madera, adobe y materiales reciclados: estiloso y bonito. Para empezar, un ejemplo solamente: una espuma de zapallo con vainilla, para untar en un delicioso pan. Dada la complejidad de los platos, se ofrecen menús de degustación, de acuerdo a la temporada y disponibilidad de los productos.
Lo mejor es entregarse y dejarse llevar por un servicio amable e informadísimo, que detalla cada plato y su contenido. Definitivamente, un lugar imperdible y que merece consolidarse. ¡Bravo!