He visto preocupación en la gente por la situación que se vive en Chile.
Como si el miedo trajera más miedo, la incertidumbre mayor incertidumbre. Cuando pregunto a las personas por las circunstancias concretas que amenazan su diario vivir, no hay ninguna. El tráfico es el mismo, la casa y la comida la misma, los colegios funcionan, las amigas se juntan, los cumpleaños se celebran. Las penas y alegrías de amor siguen su curso.
Entonces, ¿por qué tanta inquietud?
Porque el miedo trae el miedo, la incertidumbre más incertidumbre, y se agrega a nuestra vida, a veces ya cargada de preocupaciones, una sensacion inútil de peligro.
Los problemas de la sociedad chilena no los resolvemos cada uno en su cabeza o sus conversaciones. Lo que sí podemos hacer es colaborar a nuestra salud mental y a la del grupo de gente con la que compartimos, algo de sensatez y alegría.
Los granos de arena, por pequeños que sean, se acumulan. En un sentido o en su inverso. Mientras más, más. Así dice el feed-back positivo. Los fenómenos que adquieren esa dinámica, solo se paran cuando detengo la inercia, cuando ya no ponga más granos de arena en el mismo montoncito. Es como la angustia, que solo si se interviene a tiempo, rompe el feed-back positivo y deja de crecer sin control.
¿Cómo paramos en nuestras vidas individuales esta sensación de incertidumbre? No la que todos llevamos por el mero hecho de existir, la otra, la que depende de mí. Primero mirando nuestra realidad cotidiana que sigue siendo más o menos la misma. Es la perspectiva del futuro que nosotros mismos creamos, la que no se detiene sino con un acto voluntario. Como en la angustia, cuya característica más complicada es que vemos el futuro tal como es el presente. Si hoy sufro, el camino que la angustia dibuja en mi cabeza es más de los mismo... para siempre. Y claro, nadie puede soportar eso sin dolor y ansiedad.
Entonces, no nos creemos más peligros inexistentes para nosotros y para los otros. Ayuda centrarse en cosas concretas. Como por ejemplo que los semáforos funcionan, que puedo ir al supermercado, que los niños siguen peleando, que... en fin. La vida no ha cambiado, salvo por mis miedos futuros. Entonces, como el futuro no existe, concentrémonos en el presente. Y dejemos de hacer tema de conversación los miedos del futuro.
El país, la cultura y la sociedad los construimos todos. Por lo tanto todos somos responsables. Chile es uno de los países más estables y civilizados del planeta. Que lo digan los que viajan. Entonces, si vamos a construir inevitablemente un montoncito de arena, pongamos granos de optimismo y agradecimiento del país que tenemos y convirtamos el fin del reclamo en norma en nuestra vida social.
Se lo debemos al país y a nosotros mismos.