El peso del corazón , el nuevo relato de Rosa Montero, continúa la apasionante historia iniciada cuatro años atrás con Lágrimas en la lluvia. Son dos novelas que hipnotizan por su despliegue de imaginación, ingenio, sentimentalismo y humor negro, puestos al servicio de una intriga delictiva que se inicia en el Madrid de un futuro no tan lejano, para terminar abarcando el horizonte de nuestro planeta, convertido en una sociedad totalitaria manejada por oscuros poderes económicos y arrebatada por la paranoia científica, política y tecnológica. Una sociedad que, a pesar de su distancia temporal, posee inquietantes similitudes con el presente, porque es en nuestro tiempo donde nacen sus raíces. Ambos relatos reconocen su deuda con el mundo distópico de Phillip K. Dirk, y en especial con la versión fílmica de "Blade Runner" realizada por Ridley Scott, pero sin duda alguna la imaginación de Rosa Montero ha transformado la pesadilla original en magníficas reconstrucciones personales.
El peso del corazón presenta la imagen de nuestro futuro después que la atmósfera del planeta ha sido definitiva e irreversiblemente destruida debido a las guerras de comienzos del siglo XXI, el desastre ecológico provocado por compañías como Texaco-Repsol y las plagas que la contaminaron como consecuencia del calentamiento global. La Tierra se ha transformado en un espacio dividido en zonas de diferentes grados de contaminación con fronteras fuertemente custodiadas, lo que ha conducido al Tribunal Constitucional de los Estados Unidos de la Tierra -sistema federal que gobierna el planeta- a prohibir en el año 2109 el lucro con la venta del aire puro. Pero la verdadera autoridad está en manos de oscuros poderes económicos y clandestinas organizaciones mafiosas de cuya existencia poco se conoce. Entre ellas destaca Trinity, un tenebroso club de magnates formado por treinta y tres miembros que manejan globalmente las armas, las drogas y la energía. Los primeros tecnohumanos, llamados comúnmente replicantes, han sido creados a mediados del siglo XXI; a fines de ese periodo arribó la primera nave interestelar. En la actualidad del relato conviven sólo tres especies en la superficie del planeta: humanos, replicantes y alienígenas, mientras a su alrededor giran dos satélites artificiales en los que sólo se admiten humanos: el Estado Democrático del Cosmos, gobernado por un sistema totalitario hipertecnológico, y el Reino de Labari, cuyo sistema de gobierno es una tiranía fundamentalista religiosa. Sin embargo, el sistema político planetario posee una engañosa estabilidad: en su interior actúan anónimos oponentes y en sus márgenes estallan de forma periódica extrañas, violentas y sangrientas rebeliones.
En medio de tal sobrecogedor escenario, cuyas características reproducen nuestros defectos, desequilibrios e inequidades llevados hasta el paroxismo de la imaginación, el lector se reencuentra con Bruna Husky, una replicante que debido a una falla en su construcción es demasiado humana para ser tecno y demasiado tecno para ser humana. Bruna es quizás el personaje más interesante, atractivo e inolvidable creado por Rosa Montero. En su personalidad se manifiestan con pasión y desesperada violencia las grandes obsesiones existenciales que han estado siempre presentes en la narrativa de esta autora: la instantaneidad de la vida y la presencia destructiva de la muerte, el consecuente sinsentido de los comportamientos, la memoria como imaginación o, mejor dicho, suplantación; y, en esta novela en particular, la angustiosa necesidad del encuentro con el otro a través del amor y la entrega incondicional. Una circunstancia fortuita pone a Bruna -quien, recordarán los lectores de Lágrimas en la lluvia, trabaja como detective privado- en contacto con una niña huérfana proveniente de las zonas contaminadas de la Tierra. Los exámenes médicos revelan que posee un alto nivel de radiactividad, en circunstancias que la producción de instrumentos radiactivos ha sido prohibida hace mucho tiempo. Bruna inicia una pesquisa cuyos cambios de fortuna, sumados a la magnífica caracterización de su figura y a la riqueza simbólica del espacio donde se desarrolla la trama, arrebatan al lector y hacen de El peso del corazón una novela fascinante.