Para el público masivo, el encanto del realismo ilusionista resulta, sin duda, irresistible. No obstante, bajo el amparo de esa tendencia sobreviviente del siglo XX, buena parte de sus cultores actuales ofrecen niveles de calidad sumamente diferentes. Más bien son muy pocos los que logran obtener de ella interpretaciones perdurables y personales. Si en Chile antes fue Claudio Bravo -en su producción más sólida, por cierto-, hoy día es Ricardo Maffei otro realista valedero. Sus actuales pasteles sobre papel -Galería A.M.S. Marlborough- están para testimoniarlo. Al igual que en el caso de Bravo, la naturaleza muerta constituye su gran tema. Pero, en Maffei se vuelve asunto exclusivo y protagonista, tratado con mucha mayor cotidianeidad y sencillez formal. De ese modo, enfrentamos ahora imaginativas variaciones que unifican representaciones de objetos -recipientes y planchas de mármol hasta cintas engomadas de fijación y pigmento en polvo- de pliegos de papel en función de paños y, sobre todo, de un nuevo personaje: las huellas, las manchas residuales del trabajo pictórico. Estos signos de feísmo destacan en muchos de los trabajos expuestos, materializando una especie de embellecimiento de la suciedad propia del oficio.
Fundamentado en la tradición de los hispanos still lifes del siglo XVII, Maffei recurre al alineamiento plano, en una sola fila, de sus actores; eso ocurre especialmente con el cuadro que ilustra el catálogo y que, al mismo tiempo, trae el recuerdo remoto del primer estilo pompeyano. Excepción ilustre de ello, la lámina N° 2 alcanza un efecto notable de profundidad. Otros tres trabajos, compuestos entre sí de manera parecida -números 5, 8 y 10- obtienen diferenciaciones sutiles de planos por intermedio del color. Es que el autor recurre siempre a un entorno neutro, en medio del cual vibran una o dos coloraciones encendidas. Precisamente, el pastel N° 5 alcanza, quizá, el momento cumbre de toda la exhibición. Ahí se establece el vínculo más armonioso entre texturas muy diferentes: borde tosco del pedazo de mármol, rugosidad mórbida de los papeles, pigmento polvoriento, encanto particular del desgarrón sutil; sucede lo mismo con sus colores: azul, ocres, blanco y el hermosísimo amarillo colgante.
En cuanto a la maestría técnica alcanzada por el expositor, baste solo un ejemplo significativo. No es más que un detalle: la reproducción volumétrica con la tiza de los cáñamos e hilachas que sirven de envolturas. Por otro lado, asimismo llama la atención el brillo del tarro abollado -N° 16- dentro de una composición admirable. El formato alargado del N° 4, entretanto, ostenta la majestad de un ara a una especie de ídolo desconocido. Sin embargo, pese a los atributos antes analizados, el artista tanto llega a abusar de la huella circular de pintura en irreal posición vertical -N° 7- como hace de ella atrayente personaje capital del cuadro: N° 19.
Mónica Bengoa
Al contrario, Mónica Bengoa -Galería Isabel Aninat- nos traslada de lleno a la segunda década del siglo XXI. Lo hace a través de un conjunto gráfico de férrea unidad conceptual, de austera limpidez formal. Recién exhibido en un museo de Miami, en sala principal Galería Isabel Aninat provoca un efecto de quietud serena. Se trata de una serie de variaciones alrededor de la prosa del francés Queneau, escritor integrante de un grupo experimental contemporáneo. Desarrollada la obra expuesta en cuatro etapas, la primera comprende collages fotográficos en grises y ocres, dispuestos como ordenado mosaico de encuadres geométricos. Hojas voluntariamente arrugadas del texto son protagonistas. Siguen seis grandes láminas de fieltro negro con la escritura calada a mano, cuyas letras caen sobre el suelo, a lo largo de cada soporte. El mismo procedimiento emplea a continuación la artista, pero ahora en menor formato, seis páginas del libro se reproducen mediante papel blanco y dentro de marcos de madera clara, cerrados por el vidrio correspondiente. La última estación de "Ejercicios de Estilo" se lleva a cabo sobre redondos y amplios bastidores de tela blanca, donde el texto está bordado con hilo negro. A pesar de su condición de conjunto, cada porción de la agrupación entera podría considerarse un trabajo independiente. Finalmente, un video registra con detenimiento el proceso creador de la autora.
Ricardo Maffei
El realismo ilusionista desplegado con mano y ánimo seguros
Lugar: Galería A.M.S. Marlborough.
Fecha: Hasta el 4 de julio.
Exercices de Style/ Ejercicios de Estilo
Variaciones visuales de Mónica Bengoa alrededor de un texto francés
Lugar: Galería Isabel Aninat.
Fecha: Hasta el 25 de junio.