Si algo tienen en común las nuevas teleseries nacionales de las 20 horas, es el débil aporte que hacen a sus historias los actores principales. Tanto Gonzalo Valenzuela -al frente del éxito de rating que es "Papá a la deriva", en Mega- como Francisco Reyes, en "Matriarcas" - que dobló el rating de TVN a esa hora, de 3 a 6 puntos- no logran verse ni la mitad de atractivos que cualquier personaje femenino o secundario de cada producción.
La culpa está lejos de ser solo responsabilidad de cada actor. La falta de roles masculinos atractivos es un problema endémico, idiosincrático, al menos, de nuestra dramaturgia para televisión.
La débil impronta que dejan los personajes masculinos en nuestras teleseries fue una de las primeras revelaciones que el fenómeno turco nos ofreció. Sin ninguna cercanía con los espectadores locales, sin saber nada de las historias personales de sus intérpretes, rápidamente los nombres de Onur ("Las mil y una noches"), Kerim ("Fatmagül") y Suleimán ("El Sultán") se instalaron en el imaginario romántico de la audiencia local. Nada eso ha sucedió ni sucederá con Gary o el capitán Bruno Montt.
Aunque ambos personajes locales están situados en historias en clave de comedia romántica, a bastante distancia de los dramas amorosos con que los turcos suelen conquistar, lo que ocasionan sus escenas son más muecas que risas, más incomodidad que diversión.
Asombra ver que Gonzalo Valenzuela haya sido puesto al frente de la heredera del éxito de "Pituca si lucas", teniendo históricamente un registro actoral de gran delimitación. Valenzuela es un actor hierático, que funciona mejor en papeles sobrios o llenos de cinismo, y no necesariamente al frente de una familia donde hasta la actuación de los niños lo hacen palidecer en verosimilitud. Ni el uniforme lo ayuda a salvar la situación, porque por más que se le ayude brindándole un envoltorio que justifica una baja emocionalidad, en el guión propuesto es imposible no compararlo con la contenida ternura que Christopher Plummer dio a su capitán Von Trapp ("La novicia rebelde").
Francisco Reyes es un truhán que llega a instalarse de la nada al medio de una familia matriarcal para guiar la búsqueda de descendientes perdidos... pues estos han sido creados por inseminación artificial... tras una anónima donación... Solo aporta más incredulidad a una trama que por su sola descripción ya es bastante difícil de explicar. Parece que él mismo la sintiera imposible de defender, porque su oficio y amplio registro quedan convertidos en rol de Gary en un par de muletillas verbales y en una expresión corporal que imita a un sátiro griego con algún problema osteoarticular.
Rating de menos o de más, ni "Papá a la deriva" ni "Matriarcas" serán recordados por el trabajo que sus protagonistas masculinos entregaron a la audiencia familiar. Una verdadera lástima para intérpretes más cercanos y queridos que cualquier galán turco bien elegido en su rol y con un buen guión para interpretar.