La historia es inverosímil pero está contada como comedia, con actuaciones sólidas y diálogos divertidos. Por eso se perdona lo rebuscado de la trama y se acepta entrar en un juego donde no hay espacio para el aburrimiento. "Matriarcas" parte con la escena del cumpleaños de Alexis (Emilio Edwards), un soltero de 38 años y el único varón en la mansión de las Názer. Al mismo tiempo, aterriza en Santiago Gary Méndez, un "estafador profesional", como él mismo se presenta a quien se le cruce por delante. Con este personaje, el actor Francisco Reyes derrocha encanto, por lo que no es raro que, momentos después y convertido en mozo del mencionado cumpleaños, tenga rendida a sus pies a Diana (Claudia Di Girolamo), la madre del festejado.
El regreso de la dupla dorada de TVN en los 90, Reyes y Di Girolamo, puede dar buenos frutos en esta teleserie porque hay química entre sus personajes. Diana es una mujer inocentona que necesita de la "chispeza" de Gary para lograr el objetivo de conocer a sus 33 nietos, producto de la donación de espermios de su hijo. Y Gary, a su vez, es atraído por la riqueza en joyas y dinero de la familia Názer.
"Matriarcas" es una teleserie de mujeres fuertes, extremas y, en ocasiones, desquiciadas. Aquí brilla un ramillete de actrices de trayectoria, aunque no todas destacan por igual. En el primer capítulo, descolló Catalina Saavedra como "Connie", la asistente del laboratorio Cryovida que, a escondidas de los médicos, se hace el tratamiento para ser madre. Ximena Rivas tiene algunos buenos momentos como la hermana menor de Diana y villana de la historia. Gloria Münchmeyer interpreta a doña Isabella, la "reina madre" del clan Názer, quien con un aire un poco ausente desliza comentarios ácidos de vez en cuando, en una performance que ya le hemos visto antes. Algo parecido ocurre con Coca Guazzini y su personaje "popular", Grace Peñaloza, madre de cinco hijos con quienes lleva una empresa de aseo.
Esta última familia aparece de repente y en forma un poco abrupta, pero a poco andar sus personajes muestran la confrontación del dilema ético y cultural que supone la inseminación artificial y la donación de gametos. Pero esta teleserie no se pone grave con el tema. Este primer capítulo logra hacer reír y, a la vez, expone una trama que no es simple ni trivial.