Pocos cambios de gabinete han tenido, en las últimas décadas, el nivel de dramatismo que tuvo el de ayer. La Presidenta Bachelet lo anunció en forma inesperada el miércoles pasado, y desde entonces las horas se hicieron largas. Pese a la expectativa, la transmisión de la ceremonia en la TV abierta, la mañana de ayer, convocó un nivel de audiencia similar al de una jornada habitual.
Entre las 9:00 y las 10:00 horas, los cuatro canales principales mantuvieron el rating que suelen obtener sus matinales. Las cifras de audiencia online (no definitivas) indican que el canal más visto en ese horario fue Mega, con 7,3 puntos; le siguió Canal 13, con 6,0; luego Chilevisión, con 5,3; y finalmente TVN, con 4,0.
Pero la sintonía, en este caso, no estuvo acorde con la calidad de las transmisiones, que rara vez supieron mostrar a los protagonistas en el momento justo y que no consiguieron transmitir la emoción que cargaba el ambiente.
Mega sostuvo este espacio con la periodista Catalina Edwards, solo apoyada por los reporteros en terreno Cecilia Olmedo y Simón Oliveros. En la parte previa, ninguno de los tres se mostró ducho en reconocer, entre los asistentes a la ceremonia, a los posibles nuevos ministros. Por ejemplo, mostraron a Jorge Insunza, y en un primer momento no supieron decir que se trataba de un diputado, error que corrigieron más tarde.
Canal 13, en cambio, tuvo a comentaristas que hicieron verdaderos aportes, como el analista Max Colodro y el experto en comunicaciones y marketing político Gonzalo Cordero. Sin embargo, la transmisión de la ceremonia fue constantemente interrumpida por los comentarios de las periodistas Montserrat Álvarez y Constanza Santa María. No es tan grave que esta última haya entendido que Javiera Blanco quedaba como ministra de Defensa (Montserrat le corrigió de inmediato), pero sí lo es que no dejaran percibir la solemnidad de la ceremonia ni los respectivos "sí, juro" o "sí, prometo, Presidenta", con un constante parloteo que muchas veces era repetir lo que estábamos viendo. A esta transmisión le penó, en los momentos previos a la ceremonia, tener solo una cámara dentro del salón Montt Varas, pues se perdió la llegada de varios políticos que sí fueron entrevistados por los demás canales.
Chilevisión no tuvo comentaristas ni analistas. Al frente de la transmisión estuvieron Karina Álvarez y Humberto Sichel, rostros que ya deberían ser competentes en estas lides. Pero hacían preguntas como "¿alguna cara conocida?" mientras que en pantalla se mostraba a Jorge Insunza, solo, en el lugar destinado a los invitados; y luego: "da la impresión de que ya van a ingresar los nuevos ministros". Aquí también hizo falta un analista político agudo y experto. Y, al final, los reporteros no lograron llegar a las declaraciones de salida de Rodrigo Peñailillo, uno de los momentos emotivos de la jornada.
Aunque tuvo el rating más bajo, TVN fue el canal que mostró mayor oficio. Los analistas Marta Lagos (Mori y Latinobarómetro, que en un primer momento confundió a Ernesto Ottone con su padre) y Roberto Izickson (Plaza Pública Cadem) dialogaron de igual a igual con el conductor Juan Manuel Astorga, entregando reales aportes. Las gráficas y los generadores de caracteres funcionaron aquí más rápido y mejor que en las otras transmisiones. TVN fue el único que mostró el rostro, al borde del llanto, de Michelle Bachelet durante los momentos de abrazos finales. Quizás fue un "chiripazo"; quizás, talento del camarógrafo. El hecho es que, en general, las cámaras no lograron mostrar las emociones reflejadas en los rostros de los protagonistas del cambio de gabinete más dramático de las últimas décadas.