1.- Esta institución no merece estar donde está. "Es una verdadera injusticia que el club viva este drama. Esta es una institución de lujo para el fútbol chileno. Se ha cumplido con todo lo prometido, los sueldos se pagan a tiempo, la infraestructura es de primera; los jugadores no tienen de qué quejarse, no nos ha faltado nada. El fútbol tiene estas cosas incomprensibles: se salvan los que no deben y bajan los que hacen bien las cosas...".
2.- Me tocó llegar a este club con un equipo formado. "Era un desafío profesional, la situación estaba complicada, pero para eso estamos los profesionales del fútbol. Aunque, y lo digo responsablemente, el plantel estaba desequilibrado y no respondía a mi idea futbolística. Me tuve que adaptar a los jugadores que heredé y así no se podía hacer mucho".
3.- Si contáramos todos los puntos que dejamos ir, estaríamos hablando de otra cosa. "Uno tiene su planificación de campeonato. Nosotros salimos a ganar todos los partidos; está claro que hay unos más ganables que otros, y esos son los que no se pueden perder. Menos de local, donde uno debe hacerse fuerte. Yo reviso ahora todos los puntos que dejamos de sumar, y estaríamos peleando el título".
4.- Nos faltó tiempo para internalizar todos los conceptos. "La labor del entrenador es muy especial. Siempre se trabaja contra el tiempo, los malos resultados y los imprevistos. Si hubiera tenido un par de meses más, dejo a este equipo tiqui-taca, pero entre tanta interrupción por las fechas FIFA y traslados para jugar de visita, seis meses se hacen nada".
5.- El grupo era unido y todos remamos para el mismo lado. "Pudimos jugar mal, quizás desobedecimos al profe alguna vez. Puede que hayamos trancado sin fuerzas, a veces trotamos en lugar de correr la cancha. Quizás nos faltó tener convicción en los recursos propios, pero nunca, jamás, este grupo estuvo quebrado o en el camarín hubo diferencias. Nadie puede decir que vio a uno corriendo más que otro y a otro metiendo más que uno. Eso sí que no".
6.- Carecimos de los jugadores de jerarquía para salvarnos. "El descenso lo libran los jugadores distintos, los jugadores grandes, los de más experiencia. Es duro decirlo, pero los que debieron echarse el equipo al hombro, no pudieron, no aparecieron cuando se les necesitaba, y yo como técnico no puedo entregarles el destino del club a los jugadores de las inferiores".
7.- Los equipos que nada se juegan son los rivales más difíciles. "En el fútbol está comprobado que cuando uno no se juega nada, es cuando mejor juega. Hay soltura para arriesgarse, no hay temor a equivocarse, hay relajo para hacer bien lo que se trabaja en la semana. Los partidos clave para salvarnos los jugamos contra equipos relajados, distendidos, que nada perdían ni nada ganaban".
8.- El plantel era muy corto. "Cuando llegué al club les exigí a los dirigentes un esfuerzo para que reforzaran el equipo, pero me dijeron que no había plata y que el diagnóstico de la gerencia técnica era que sobraban jugadores. Que lo tomara o lo dejara. Tuve que afrontar el torneo con lo que teníamos. Las lesiones y expulsiones fueron verdaderos mazazos cada semana. Y ahí están los resultados. Yo se los advertí".
9.- La presión nos mató. "Los muchachos siempre miraron la tabla desde abajo, jugaron apretados, nerviosos, tensos, no disfrutaban los partidos. En la cancha se escondían para no recibir el balón; en el camarín nadie hablaba, estaban chupados. A mí me contrataron como entrenador, no como psicólogo".
10.- Sufrimos por ser un equipo chico. "No somos un club grande que tiene una hinchada que presiona o dirigentes influyentes. Hubo cobros claramente perjudiciales que solo se explican porque no somos mediáticos. Nos programaron cuando quisieron y nunca reclamamos. Nos faltaron el respeto y nos quedamos callados. Sabíamos que iba a ser difícil, pero nosotros contribuimos porque somos un club sin pretensiones".