Bagual no pretende desafiar los cánones de las interpretaciones realistas tradicionales. Sencillamente los ignora o los subvierte. Su historia conserva solo un leve escorzo de lo que sería una narración con principio, medio y desenlace. En 1978, una muchacha llamada Rocío termina su noviazgo con un cadete de la Escuela Naval porque desea estudiar medicina en la Universidad de Playa Ancha, pero abandona sus propósitos después de vivir un episodio pesadillesco que tiene lugar en el área de patología de la universidad. Se casa con Carlos Molina, teniente de Carabineros que ha sido destinado a Huara, una aldea inhóspita y perdida en la inmensidad del desierto nortino. Ahí los encuentra en 1980 el comienzo de la historia, fecha que sin duda constituye un indicio importante para construir el sentido final del relato. Poco o nada sucede en la vida de la pareja protagonista. Cada uno busca sus propias defensas para sobrevivir a la soledad y el asfixiante aburrimiento que los rodea: Carlos se obsesiona escribiendo un registro de sus actividades diarias, Rocío maneja un automóvil por las calles de Huara o da largas y solitarias caminatas por los alrededores del pueblo. Pero una excelente narración en contrapunto destruye la imagen anodina de sus conductas y saca a la superficie lo que se esconde detrás del tedio y el silencio, a la vez que transforma el espacio en un extraño mundo fantasmagórico y alucinante, cuyas raíces nacen tanto de las conciencias de Rocío y Carlos como de una silenciosa realidad, que al ser sólo sugerida deja sentir con mayor fuerza su amenazadora presencia.

Una voz que hereda, entre otros atributos, las actitudes joviales y amistosas de los narradores tradicionales se encarga de relatar los recursos que emplea "nuestro teniente", como llama a Carlos con afectuosa ironía, para otorgar sentido a sus insignificantes responsabilidades oficiales y, de paso, nos permite asimismo observar a Rocío a través de la mirada de su esposo. Es un discurso compuesto por descripciones del narrador, textos escritos por Carlos, fragmentos de sus lecturas y diálogos que mantiene con otros personajes. A pesar de que ofrece la engañosa apariencia de ser una amable representación de acontecimientos que pueden ser incluso humorísticos, no es en absoluto un discurso ingenuo: sugiere la condición de víctimas que sufren Rocío y Carlos, o la presencia de tenebrosas realidades históricas que derrumban la solidez de ciertos conceptos civiles, como los de patria y autoridad, que otorgaban certidumbre al pensamiento nacionalista moderno.

Sin embargo, la atmósfera de pesadilla que desde la apertura del relato envuelve a la totalidad del mundo contenido en Bagual es impuesta por la narración que se desarrolla en contrapunto con la anterior. Se trata en este caso de un delirante discurso coral enunciado por entes larvarios nacidos de la infernal experiencia sufrida por Rocío en la escuela de medicina y que la han perseguido con inmisericordia hasta su refugio en Huara. Son voces que sacan a luz el mundo fracturado de su cordura, pero que sobre todo lo contextualizan al poner en entredicho otras verdades fundacionales de la modernidad: la confianza en el racionalismo y la ciencia, y la ética derivada de una creación sostenida sobre la bondad y el equilibrio. Estas voces, por el contrario, nos refieren coloquial y sarcásticamente a un "Tatita Dios" lleno de perversidad que ha creado un mundo a su imagen y semejanza donde vive enamorado de "tanta cochinada".

Siete años después de ser publicada originalmente en Lima, Bagual aparece bajo el sello de una editorial chilena. Excelente decisión. Esta novela demuestra que su autor, Felipe Becerra (1985), pertenece a una promisoria generación emergente que se atreve a renovar puntos de vista y revitalizar formas discursivas que no los conducen a la crítica, sino al distanciamiento o a una contemplación diferente, de verdades metafísicas generalmente incuestionables en la narrativa tradicional.

Bagual

Felipe Becerra
Sangría Editora, Santiago, 2014, 171 páginas, $11.000.
Novela