Cuando Mitzy Capriles y Lilian Tintori entraron en el auditórium, capturaron todas las miradas; cuando subieron al escenario, irrumpieron los aplausos, que se intensificaron durante sus discursos. Ellas estaban ahí para pedir solidaridad con sus maridos presos injustamente en la cárcel caraqueña de Ramo Verde, y con los venezolanos que "hoy más que nunca necesitan el acompañamiento internacional".
Mitzy está casada con Antonio Ledezma, el alcalde de Caracas detenido en febrero por "conspiración y asociación para delinquir", en un supuesto intento de golpe de Estado contra Nicolás Maduro. El marido de Lilian es Leopoldo López, quien lleva más de un año preso por supuestamente promover la violencia en las protestas de 2014.
Los asistentes al panel "Venezuela y la libertad", presentado por Mario Vargas Llosa en la Universidad de Lima, sabían que esos cargos son una burda excusa del gobierno de Maduro para deshacerse de los líderes opositores, a los que siente como una amenaza para sus intentos de consolidar una dictadura en Venezuela.
Mitzy, sobria, presentó su caso con toda la tranquilidad que pudo, pero estaba al borde del llanto: "Es imposible que las lágrimas dejen de saltarnos del corazón". Lilian, muy expresiva y con buen manejo de la palabra y de los silencios, prometió que no cejaría en su empeño hasta liberar a su marido y a Venezuela, donde, dijo, "hay un régimen antidemocrático, corrupto, ineficiente y represor". La fortaleza que muestran esas mujeres es conmovedora, pero no ha sido suficiente para sensibilizar a los gobiernos latinoamericanos que evitan condenar las prácticas del régimen bolivariano. Por el contrario, la mayoría de los gobernantes de la región han callado, o manifestado tibios reparos a Caracas.
Mucha razón tuvo Vargas Llosa cuando espetó, en Lima, que "es una vergüenza que en América Latina tan pocos gobiernos hayan condenado" a Caracas; en cambio, "muestran muy débiles convicciones democráticas, cuando no una secreta complicidad con la dictadura venezolana". Así, directamente, lo llamó "complicidad con la dictadura", y le dio un tirón de orejas al Mandatario peruano por no recibir a Mitzy y Lilian: "Lamento profundamente que el Presidente Humala y que Nadine Heredia no les hayan abierto las puertas". Muchos en la sala murmuraban que Humala no lo hizo porque había tenido apoyo venezolano en su campaña de 2006. Una lástima, porque Humala ha sido un Presidente que ha implementado políticas democráticas y de libre mercado que han permitido a Perú crecer como pocos en la región.
La lucha por la libertad de los presos políticos en Venezuela y por el respeto de los derechos humanos en ese país es justa, y debieran unirse muchos a la cruzada para defenderlos. Ojalá ocurra, no solo para que Lilian, Mitzy y sus hijos se reencuentren con Leopoldo y Antonio, sino para ganar la batalla por la democracia en Venezuela.