Hay una escena de este nuevo docu-rreality de Canal 13 que parece sacada de "Pituca sin lucas". Es en una feria callejera de La Granja con Luis Miguel, un obrero coqueto de esa comuna, y Alexandra, una joven periodista de Las Condes. Los dos, aspirantes a artistas, se instalan a vender ropa porque él está con problemas para pagar las cuentas. "¿Por qué estai sin pega?, ¿por qué te casaste tan joven?, ¿por qué ya no eres testigo de Jehová?", le pregunta ella mientras trabajan y él responde con picardía y buen humor. Se ven calcados a los personajes María Jesús y Salvador de la teleserie de Mega.
Pero se supone que esto es realidad y no ficción. "Amor sin banderas" es un programa que reúne a jóvenes de distintas realidades sociales de la Región Metropolitana y los hace trabajar en pos de un mismo sueño: ser cantantes y bailarines de un espectáculo musical. Esto, en sí mismo, es un ejercicio interesante. Porque muestra realidades juveniles que no siempre se ven en los medios y porque, además, hace interactuar de verdad a jóvenes muy diferentes que, de otro modo, no tendrían ninguna posibilidad de conocerse. Aunque fuera solo por eso, el ejercicio vale.
Sin embargo, la forma de llevar a cabo esta experiencia tiene algunos tropiezos. Para empezar, cada participante tiene una suerte de eslogan, una frase que define su existencia en el docu-reality. Ejemplos: Miguel Ángel, el joven "ignaciano" estudiante de Ingeniería, "tiene una pena en el corazón" porque su papá murió cuando era más chico; Antonia "fue víctima de bullying en el colegio", ahora tiene 21 años pero igual eso le pesa; Alexandra es cuica, muy religiosa y "sueña con encontrar un chico malo y hacerlo cambiar". La edición y el guión del programa refuerzan esas ideas y esos mismos temas son repetidos una y otra vez en las conversaciones y en los trocitos de canciones que interpretan. Afortunadamente, algunos personajes, como Andrés y Sacy, entre otros, tienen encanto propio y dejan entrever realidad y matices en medio de los estereotipos.
Se ha dicho que este programa es el "Glee" de los pobres, aludiendo a la serie norteamericana. Sin embargo, a diferencia de esa producción, aquí no se atreven a jugársela por la música. Rara vez los protagonistas cantan una canción completa; casi siempre se muestra solo el comienzo, con un texto que indica que la versión completa está en la web del canal. ¿Por qué no se apuesta más por la música? ¿No son todos tan talentosos? En el primer capítulo, al llegar a la academia del profesor Pato Fuentes, todos entonaron "Yo canto", de Ricardo Cocciante, y fue uno de los momentos de mayor emoción del programa. Esa primera edición, el domingo en la noche, alcanzó los 10,1 puntos de rating promedio y la segunda, la noche siguiente, 7,7 unidades promedio.