En plena guerra de Irak (2003), cuando los reclamos de la prensa ante la falta de acceso a información en campañas anteriores comenzaron a transformarse en denuncias sobre el proceder de las fuerzas de EE.UU. en la región, nació el término "embedded press". Literalmente, un enquistamiento de la prensa en medio de las maniobras militares, un acceso autorizado que permitía a reporteros, camarógrafos y fotógrafos viajar a bordo de los tanques a cambio, eso sí, de no revelar información considerada "sensible" por el mando militar.
Desde la madrugada de ayer, interrumpiendo incluso transmisiones televisivas ordinarias, los canales comenzaron a hacer gala de un "enquistamiento" en el operativo de gobierno ante la erupción del Villarrica que, más que cobertura de una emergencia, parecía publicidad.
Datos íntimos -como la hora en que el subsecretario de Interior despertó al ministro de Interior, de cómo él presurosamente se reportó a la Presidenta y de cómo todos estaban antes del alba coordinando la acción- fueron filtrados a la prensa como si esta no se tratase de una de las manifestaciones de la naturaleza más previstas y monitorizadas en la historia geotérmica del país. Ayer, el volcán más activo del país parecía la excusa perfecta para un despliegue comunicacional oficialista que, si recordamos la experiencia norteamericana de 2003, solo sirvió para ocultar errores del pasado y los abusos de poder cometidos en Irak.