Las películas de Clint Eastwood son siempre moralmente algo incómodas, y "Francotirador" no es una excepción. En "Un mundo perfecto" (1993), un criminal secuestra a un niño, y vemos cómo lo convierte en un niño feliz de tener un padre. En "Los puentes de Madison County" (1995) presenciamos un adulterio maduro, muy romantizado, al punto que obliga a los espectadores a desear que la mujer deje su casa y se escape con el forastero que la ha hecho feliz. En "Río Místico" (2003) presenciamos una venganza equivocada realizada sobre el más débil de la comunidad; sin embargo, el error no tiene costos, y parece, en cambio, darle aún más poder al vengador. Así, el cine de Eastwood es rara vez condescendiente con el espectador y suele ponerlo en aprietos éticos, donde lo que es correcto entra en tensión con lo que piden los afectos o las lealtades adquiridas.
"Francotirador" ejerce también esta presión moral, y ella permite matizar las acusaciones que ha recibido de ser una película simple y patriotera.
La cinta está basada en la autobiografía del año 2012 de Chris Kyle, un Navy Seal y uno de los francotiradores más letales en la historia militar de Estados Unidos, al que se le atribuyen 160 muertes confirmadas. La narración da algunos brochazos de su juventud y su formación como Seal, para concentrarse en su vida matrimonial y en sus múltiples expediciones a Irak, donde como francotirador protegió el movimiento de tropas estadounidenses, pero también se involucró en labores de rastreo de hombres de Al Qaeda. La película retrata a Kyle (interpretado por un convincente Bradley Cooper) como un hombre dotado de un talento inigualable para disparar y la creencia férrea de estar peleando la guerra correcta, lo que le da, en consecuencia, una certeza impermeable de estar haciendo el bien.
La mirada de la película, sin embargo, no es tan cristalina. Por ejemplo, la cinta abre con Kyle resguardando una operación en Irak. En su mira telescópica pronto aparecen una mujer y un niño cargando lo que podría ser un explosivo mientras caminan a un convoy de soldados norteamericanos que se acerca. Por radio, el mando deja en Kyle la decisión de disparar. La cinta, entonces, se va a un largo racconto, y deja así tiempo para que cada espectador responda las mismas interrogantes que podría tener Kyle: ¿corresponde disparar? Esa mujer y ese niño ¿son realmente una amenaza? Sin embargo, las preguntas posibles continúan más lejos de lo que el mismo Kyle, como luego veremos, puede considerar: ¿qué tipo de guerra es la que se hace cuando el enemigo toma la forma de una mujer y un niño? ¿Qué hace Estados Unidos en Irak? ¿Se justifica hoy todo ese esfuerzo, toda esa destrucción?
La cinta hace poco y nada por defender esa guerra. De hecho, la muestra como una guerra sucia, torcida, muy poco noble. Pero dado que existió, trata de seguir con justicia a un hombre que creyó en ella. Eso se podrá juzgar como un acto de patriotismo, pero no la convierte en una cinta proselitista, de propaganda o de espíritu nacionalista. Nada en ella justifica esta u otras intervenciones armadas de Estados Unidos. Kyle es retratado como un hombre valiente, con un talento único, pero también como una persona torturada, incómoda con su destino, que se va enajenando y aislando afectivamente de su familia, al punto que solo puede volver a integrarse a la vida familiar y civil mediante terapia. Su repentina muerte a manos de un veterano al que trataba de ayudar no mejora la percepción que tenemos de su destino.
Al final de la cinta, Eastwood remarca el carácter heroico de su protagonista al insertar imágenes reales de cómo fue despedido durante su funeral. Pero estas imágenes, a diferencia de otras utilizadas por cineastas más torpes y gruesos, como Michael Bay ("Armagedón"), Roland Emmerich ("El día de la independencia") o el mismo Oliver Stone ("Platoon), que dan a sus héroes un carácter más pleno y satisfecho, no nos quitan el sabor amargo de la boca que nos dejó el resto de la cinta. "Francotirador" quizá no entrará en el exigente panteón de sus cinco mejores películas, pero, digan lo que digan, Eastwood sigue siendo un director reflexivo, desencantado y melancólico.
EL FRANCOTIRADOR
Dirigida por Clint Eastwood
Con Bradley Cooper, Sienna Miller y Kyle Gallner.
Estados Unidos, 2014
132 minutos.