Señor Director:
El distinguido profesor Agustín Squella
ha cuestionado el derecho de un grupo de senadores y senadoras a presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional por quebrantar la igualdad del voto en el nuevo sistema electoral. Señala que, por haber apoyado el sistema binominal, que distorsionaba ese principio, nuestro sector no tendría autoridad moral para hacerlo.
No está en discusión que el binominal tenía características que producían dicha distorsión, pero no era por eso que muchos lo apoyamos en un momento histórico determinado. La estabilidad del país luego de un largo período en que hubo un severo quebrantamiento del orden político, económico y social, exigía una transición democrática prudente, gradual, que permitiera asentar nuestra institucionalidad y darle gobernabilidad al país. El sistema electoral contribuyó a ese objetivo. Nadie lo defendió porque respetaba la igualdad del voto, pero tampoco ninguno de sus detractores reclamó ante los tribunales por esa consideración, que de seguro habría tenido acogida. Cuando el sistema cumplió un ciclo, se agotó o perdió representatividad y competitividad, muchos en nuestro sector (algunos incluso mucho antes) se abrieron a la idea de modificarlo, como es de público conocimiento. No tiene, pues, nada de "insólito" que hoy reclamemos por varios aspectos que el proyecto contiene y que son atentatorios en contra de nuestra Carta Política.
Dichas consideraciones las hicimos presente durante la discusión de este proyecto en su tramitación en el Senado. Expresamos nuestra voluntad de llegar a un acuerdo que permitiera tener un sistema electoral justo para todos y también señalamos que era necesario corregir las diversas inconstitucionalidades contenidas en la iniciativa. No hubo voluntad política del Gobierno para acoger nuestras inquietudes ni para elaborar un proyecto concordado; peor aun, cuando aseguró los votos para su aprobación, luego de diversas negociaciones con los partidos de la Nueva Mayoría y otros movimientos cada día más cercanos a ese conglomerado, pasó la aplanadora.
En el Mensaje de la Presidenta Bachelet se manifiesta que la igualdad del voto es un objetivo central de su iniciativa, pero este, que ya venía distorsionado en ella, terminó por desnaturalizarse completamente en el Congreso.
Queremos un buen sistema electoral para Chile que dure por décadas, sin garantizarle resultados favorables a nadie, como lo hace el proyecto despachado por el Congreso. Diversas disposiciones lo impedirán, que son las que buscamos se rectifiquen en el Tribunal Constitucional. Es extraño que se nos reproche que pidamos la igualdad del voto en la nueva ley electoral y bajo artilugios se defienda un esquema que discrimina entre ciudadanos de unos y otros distritos.
Lamentablemente, el profesor Squella, un hombre de derecho, minimiza esos aspectos controvertidos. Es más, es evidente que no sabe de lo que está hablando, porque nuestro reclamo no se debe a que "en un par de regiones la igualdad del voto sería distorsionada". No, profesor, se trata de 10 distritos, ya que no estamos alegando por la composición del Senado, sino solo de la Cámara. Y aunque fuera de solo "dos regiones", como simplifica el profesor Squella, para él cuando se quebranta "un poco" un principio jurídico, ¿está bien? ¿Solo se puede reclamar a un tribunal de derecho cuando existe una gran violación jurídica? ¿Cómo distinguimos entre uno y otro escenario? ¿Cuántas "regiones" justificaría presentar un recurso al tribunal? Vaya, profesor...
Todavía, se podría entender en algo su inquietud si lo que buscáramos fuera reponer el binominal, y no es así. Si se acoge nuestro requerimiento, esperamos que la distribución de los diputados en los 28 nuevos distritos sea proporcional y no manipulada para regalarle cupos a la NM.
En verdad, debo confesar que me resulta inesperado que el profesor Squella, repito, un hombre de derecho, no se haya pronunciado respecto del fondo de nuestro reclamo: ¿tenemos o no razón en nuestra preocupación por el quebrantamiento de la igualdad del voto? ¿Es efectivo que el proyecto conculca el carácter vinculante y la posibilidad real de hacer primarias? ¿Se vulnera la igualdad entre los independientes y los partidos políticos que consagra la Constitución? ¿El aumento de los parlamentarios (supongo que le parece bueno) tiene el debido financiamiento como lo exige nuestra Carta Política?
Espero que la connotada vocación de jurista del profesor Squella no termine cuando empieza su compromiso con la Nueva Mayoría.
Hernán Larraín F.Senador