La Corporación Cultural de Las Condes rescata para la generación actual a una pintora de la Generación de 1928, aunque prolífica menos expuesta. Y lo hace, del mejor modo posible, en su sede de Santa Rosa de Apoquindo. Tenemos ahí, entonces, retratos, flores y paisajes urbanos de María Tupper (1893-1965). La más aventajada alumna de Boris Grigoriev -ruso de permanencia breve en Chile- lógicamente recibe la influencia de su maestro si bien después evoluciona hacia otros derroteros. Nos parece, sin embargo, que lo mejor y lo más atrayente de su producción se da más o menos a la vera del profesor extranjero. Para probarlo tenemos ese conjunto suyo de rostros ante todo femeninos. Su figuración de factura con raíces en Cézanne ostenta una expresividad introvertida. De partida los dos autorretratos -1933 y 1934-, cuyas líneas nítidas y modelado justo no ya solo captan el parecido, sino que nos hablan de la personalidad de la artista. De la misma década conquistan la modelo Julia, los tres de niños expuestos juntos, la bien transmitida inocencia de la joven en el sillón verde, la interrogativa Mónica con perro, el humilde abandono de Niobe. Aunque pintado en 1950, algo similar marca a Ximena Morla y su gesto de rostro y mano en extremo encantador. Asimismo bien logrado resulta el rostro de un hombre, su marido "Carlos Aguirre Errázuriz" (1935). En cambio, los retratos sobre todo de ancianas sufren de cierto amaneramiento.
En cuanto a los paisajes, cuando no es la ciudad misma, en ellos nunca falta la concurrencia de grupos de casas. Quizá en "Camino a Cauquenes encontremos el panorama más bonito y armoniosamente compuesto. Por su parte, vistas urbanas posteriores ofrecen inesperados e indudables asomos de ingenuidad: "Jardines en Concón", "Viña del Mar, subida Agua Santa". "Estero de Viña del Mar con sauce" (1938) se suma al encanto costumbrista de "Subida en Concón" para demostrarnos otro fuerte alejamiento de Grigoriev y -en ambos casos, sí- adoptar un realismo mágico, de alguna manera coincidente con Oscar Trepte. Tampoco entre las obras exhibidas debe lamentarse algún momento en que se dan la mano la imprecisión del dibujo y el grosor formal. Así ocurre con "La chuchoca" (1932), donde se halla mejor pintado el arbolado que el protagónico grupo de figuras humanas. Está, por último, el tema floral. El mayor vigor formal corresponde, probablemente, a "Flores en jarrón japonés" (1949) y a la vitalidad de "Flores sobre choapino" (1940).
Tras una identidad femenina nacional
Un gabinete extenso de mujeres chilenas exhibe Paz Errázuriz en Galería Afa. Realizado en 1992, la elocuencia de los blancos, grises y negros, de los encuadres personalísimos, de la precisión y naturalidad de sus enfoques en formato menor nos entrega las más distintas individualidades. Además cada fotografía crea la circunstancia más eficaz para introducirse mejor dentro de la retratada. Así tenemos un prodigio de sabor surrealista: la gran pintora -¡esas anchas piernas inolvidables!- que sujeta su propio cuadro; las ironías sutiles que deslizan en la hija del Presidente que se aferra al poder y en la socialité ahogada por sus objetos recordatorios. Por el contrario, toda humanidad resultan la vieja sureña con la bolsa sobre la cabeza, el rostro típicamente chileno de la mujer con el hacha al hombro, la linda recolectora de leña y con chupalla. Mucho menos numerosas aparecen las niñas y siempre asociadas con la miseria: el grupo escolar en la sala de clases, la rubiecita pordiosera con abrigo que excede su tamaño. Pero, asimismo, se ofrece una novedad de la fotógrafa. Como siempre en blanco y negro, son tres espléndidos paisajes monumentales de terrenos muy fracturados -erosión profunda-; imposible no vincularlos con las arrugas del rostro anciano.
Con buen pulso y mucha imaginación, Leonardo Portus -Mavi- recreó ilusoriamente (2013-2014) tres presuntas estaciones del Metro santiaguino. Llevó a cabo una bien integrada comunidad arquitectónica pictórica mediante tres maquetas impecables y amplias fotografías multicolores. Cada uno de esos paraderos presuntos llevaría el nombre de poetas, Mistral y Neruda, y de Violeta Parra, la música. Con tres corrientes visuales contemporáneas los asocia: respectivamente, neo expresionismo, el primero; escultura -relieves de filiación abstracta y geométrica-, la segunda; Brigadas Ramona Parra original, Violeta. Si en esta última estación sobresalieron detalles tan atractivos como los vitrales para las claraboyas, de un modo general destacaron, además de las lucernas, la distribución pictórica de pasillos y muros. Una videoinstalación giratoria completó el conjunto, mostrándonos mosaicos y baldosas de entre los años 50 y 70, para ser utilizados en las tres ciudades principales de Chile.
"María Tupper, realismo mágico"
Rescate de una pintora de la Generación de 1928
Lugar: Corporación Cultural de Las Condes, Santa Rosa de Apoquindo
Fecha: hasta el 25 de enero de 2015
"Las guardianas de la República"
La calidad fotográfica de Paz Errázuriz, a través de la diversidad, busca el alma de la mujer chilena
Lugar: Galería Afa
Fecha: hasta el 31 de enero de 2015