De las historias de la ópera, esta es una de las más crudas y dolorosas. "Madama Butterfly" (Puccini, 1904) es un canto trágico a la pérdida de la inocencia, encarnada por una joven japonesa que se entrega por completo al amor de un marine estadounidense que la abandona tras dejarla embarazada. "Renegada, pero feliz" vive Cio Cio San esperando el regreso de Pinkerton, quien vuelve casado con otra, dispuesto a llevarse a su hijo.
El ilustrador francés Benjamin Lacombe (París, 1982) recreó esta trama en un precioso álbum, publicado por Edelvives, que trae metros desplegables de magia y sutileza. Una suerte de exquisito biombo japonés de un lado, y por el otro, los pasos de Cio Cio San y su enorme tristeza.
Cuenta Lacombe que su madre lo llevaba a la ópera desde los siete años, pero que a los diez, cuando vio "Butterfly" por primera vez, quedó impactado: "Sentí emociones muy fuertes". Optó por acompañar sus ilustraciones con un texto especial, escrito por él mismo. La voz aquí es la de Pinkerton, quien, arrepentido y confundido, da cuenta de los hechos desde su punto de vista. "Es la narración de un viajero; de ahí que solo aparezca una vez dibujado en todo el libro. Butterfly es una mujer loca de amor. Pero hay una incomunicación entre ellos por la barrera lingüística. Por eso el texto y las imágenes nunca se funden en el libro", explica Lacombe, y agrega que el marine "esperaba de una mujer algo distinto de lo que ella podía darle. No era capaz de sacrificarse por ella ni de sacrificar lo que él quería. Lo quería todo, incluso su hijo. En cambio, le cuesta asumir que él la ha matado. Es en cierta manera la visión del americano y el capitalismo: lo quiere todo y destruye todo a su paso".
El artista hurgó en la ópera, por cierto, pero también en los dibujos japoneses milenarios, con su delicadeza, sus infinitos detalles y la incorporación de la naturaleza a través de flores, agua, aves, mariposas... "Para el reverso del desplegable utilicé lápiz y acuarela: me inspiré en las porcelanas que hay en todas las casas japonesas. Es la escenografía, la puesta en escena de la historia", explica.
Lacombe -que ahora trabaja en un libro acerca de "Carmen" (Bizet) y en otro sobre la reina María Antonieta- optó por no dibujar a Cio Cio San en su suicidio: "Tarantino sí lo habría hecho, y habría estado genial. Pero mi manera de hacerlo es mostrarla maquillándose momentos antes de la muerte, con esa metáfora del cisne rodeando su cuello: el último canto del cisne, su última metamorfosis".
Una maravilla pasear por esta obra mientras se escucha la música. Aquí algunas recomendaciones: la versión con Maria Callas y Nicolai Gedda, dirigidos por Karajan para EMI, trae la notable transformación de la soprano griega desde una niña de 15 años a una mujer destruida; Mirella Freni y Luciano Pavarotti, también bajo la batuta de Karajan, son un sagrario de belleza vocal, ella especialmente (Decca), y Angela Gheorghiu y Jonas Kaufmann, dirigidos por Antonio Pappano, aciertan en la sensualidad arrebatadora del dúo del primer acto, mientras que el tenor alemán casi hace olvidar la materia de que está hecho Pinkerton (EMI). En DVD, hay que conocer la hermosa e imaginativa puesta en escena diseñada por el cineasta Anthony Minghella para la apertura de la temporada 2006-07 del Metropolitan neoyorquino; la única lástima es que se grabó no con Cristina Gallardo-Domâs, quien la interpretó en esa ocasión, sino con Patricia Racette, correcta, pero que está a años luz de la soprano chilena.
El libro está disponible en librerías Contrapunto.