La polémica generada por el cuento infantil "Nicolás tiene dos papás" nos da una gran oportunidad para hablar de la importancia de la familia en nuestra sociedad.

Comprensiblemente, a partir del hecho de que la Junji ha puesto este cuento a disposición de la red de jardines infantiles del país -aunque la decisión final será discrecional de cada gobierno regional y, en última instancia, de cada jardín-, muchas voces han criticado que esta decisión implica un apoyo tácito de la Junji al matrimonio entre personas del mismo sexo. La legislación chilena establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Ciertamente, hoy hay parejas homosexuales en Chile que crían en conjunto a los hijos de uno de ellos. De ahí que el cuento de Nicolás no describe una situación hipotética, sino que da cuenta de una realidad que ya existe en el país.

Aunque entiendo los motivos de los que critican la decisión de la Junji, creo que el foco de las críticas está equivocado. Es más, el hecho de que la Junji haya tomado tal polémica decisión constituye una oportunidad para tener un debate fructífero sobre la importancia de la familia en la crianza de los hijos.

No es un secreto que en Chile tenemos posturas muy distintas respecto del matrimonio homosexual y sobre la posibilidad de que parejas del mismo sexo sean legalmente reconocidas como padres. Algunos creemos que eso no corresponde. Otros, presumiblemente incluida la Junji, promueven ese tipo de estilos de vida. Así como yo no creo que los vaya a convencer, parece inútil que ellos intenten convencernos a nosotros. Pero sí hay buenas razones para creer que es inconveniente someter a los niños de Chile a este tipo de polémicos debates a una edad tan temprana. Por eso, resulta desafortunada la decisión de la Junji de convertirse en un activista de valores controversiales. La Junji nos debe representar a todos los chilenos y debe promover valores compartidos por todos, no avanzar en posturas controversiales defendidas por una minoría.

Pero celebro la oportunidad que esta polémica ha generado para hablar de la familia. En el cuento, la familia de Nicolás está constituida por sus dos papás y también por su mamá. Lamentablemente para Nicolás, la familia no vive bajo un mismo techo. La mamá de Nicolás tiene otra familia, de la que no sabemos nada. Tal vez Nicolás tiene hermanos, con los que tampoco vive. Nicolás y sus dos papás se juntan todos los fines de semana con la mamá de Nicolás, que vive en otro núcleo familiar.

El drama del quiebre familiar es demasiado recurrente en Chile. Decenas de miles de niños chilenos han tenido que pasar por rupturas familiares y viven en familias que se han reconstituido de diversas formas. Decenas de miles de niños como Nicolás viven distantes de sus padres o madres biológicas. En muchos casos, los padres nunca se casan. En otros casos, lamentablemente, los padres biológicos están ausentes y Nicolás vive con una mamá, sus abuelos o tíos.

La visión de mundo de los conservadores no se construye a partir de la discriminación de los que piensan o viven distinto. Tenemos principios que valoramos y defendemos, respetando a los que piensan distinto. Como conservadores, creemos en la familia, la cual idealmente debería estar constituida por un papá, una mamá y los hijos, pero podemos entender que las realidades de la vida a veces producen resultados diferentes. Sin embargo, seguimos convencidos de que los niños que tienen la fortuna de crecer con su papá y su mamá bajo un mismo techo, en un ambiente de amor y respeto de pareja y familia, podrían tener una mejor experiencia como niños.

El pequeño Nicolás del cuento infantil lamentablemente debe vivir lejos de su madre, a quien ve solo una vez por semana. Su familia incluye una mamá que está solo presente los fines de semana. Más que enojarme porque Nicolás tenga dos papás, me preocupa que Nicolás no pueda gozar de la oportunidad de crecer y compartir diariamente con su papá y su mamá, y por eso es importante que defendamos que, por el bien de los hijos, vale la pena que los padres hagamos un esfuerzo superior y, dejando de lado nuestros intereses egoístas, les demos a nuestros hijos la posibilidad de crecer junto a su padre y a su madre en un hogar donde reine el respeto y exista un ambiente propicio para la formación de personas que contribuyan a construir una sociedad mejor.

Manuel José Ossandón
Senador RN