Cooper (Matthew McConaughey), un granjero en un futuro próximo y desolador en una Tierra agónica, estéril y llena de polvo, tiene una pesadilla mientras duerme: no puede controlar su nave y fracasa como piloto y astronauta de la NASA. Un recuerdo-onírico que el director Christopher Nolan (la trilogía de "Batman", "El origen") introduce como un puzzle en esta odisea espacial ambiciosa en su espectacularidad y propuesta. Cooper, viudo y padre de dos niños, renueva sus votos con los viajes espaciales cuando le hacen una propuesta que no puede rechazar: ser parte de una tripulación que cruce un agujero negro y pueda llegar a planetas habitables para salvar a la humanidad, lejos de nuestra galaxia. Nolan, con su acostumbrada pasión por la realidad (no hay abuso de efectos visuales digitales) y con sus intrincadas historias sobre las historias y puzzles armables en la pantalla, filma una especie de "2001: Odisea del espacio", de Stanley Kubrick, pero a escala humana y con la pulsión permanente y emotiva de un padre conectado con sus hijos, en especial con su niña Murph. Lo que filma entonces Nolan, con la envoltura de un sueño real y vívido, es la explicación fílmica de sofisticadas teorías físicas sobre viajes interestelares (agujeros negros, velocidad de la luz) y la aplicación de la teoría de la relatividad del tiempo.
De manera original, este realizador juega con las diferencias de percepción del paso del tiempo y las pone en tensión: Cooper sabe que si pasa una hora en un planeta son siete años terrestres que se perderá de ver a su hija crecer. "Interestelar" es así un tipo de película de ciencia ficción inteligente, con explicaciones pertinentes, y escasa en estos días de comodines y déjà-vus eternos pensados en niños. Cooper, en la Tierra moribunda donde se enseña que el viaje a la Luna fue una falsificación, se queja de la falta de pioneros y aventureros. Pero para eso está Nolan: para recordarnos que "Interestelar" está hecha del mismo material del cine: los sueños.
Ciencia ficción. 2014. 160 minutos. TE. "Ver y escuchar"El director chileno José Luis Torres Leiva hace un cine de contemplación y su discurrir está fuera de la órbita de la evasión light, como lo hemos visto en "Ningún lugar en ninguna parte" y en "El Cielo, la Tierra y la Lluvia". En este registro, una serie de entrevistas con personas con discapacidad auditiva y visual, Torres Leiva "escucha" y "ve" con atención privilegiada la manera de sentir de este grupo de entrevistados, especialmente en entornos donde la naturaleza juega un papel primordial: el aroma de un árbol, el sonido de una piedra al caer al agua, el mar y su oleaje. "Ver y escuchar" es un trabajo de sumo interesante, exhibido bajo el alero del necesario programa Miradoc, que releva con una infinita paciencia, los relatos y emociones de estos testigos de lo que significa vivir con otros sentidos.
Chile. 2013. 80 min. TE.