Las grandes historias comienzan a escribirse antes de que ni siquiera exista un autor. Dentro de la industria televisiva, esto quiere decir que para que un relato se apodere de la atención pública no solo debe existir el talento dispuesto a dar vida a una ficción que refleje una realidad que se considere atractiva, sino también un canal con una plana ejecutiva y directiva confiada en esa producción.
Es justamente la confianza que terminó por ponerse a prueba en la actual franja de las teleseries de las 20 horas, que fue ganada en sintonía casi sin oposición por "Pituca sin lucas", de Mega. Antes los tristes resultados de ese cover de la era Sabatini que es "Caleta del sol", en TVN, y una historia claramente escrita para un público más acotado que el familiar, en el caso de "Valió la pena", del 13, este último canal optó por tirar la toalla y replegarse a otro horario de emisión.
Sin dar las batallas que anteriores administraciones del canal de Luksic enfrentaron para buscar revertir resultados de programas con magros resultados, la dirección ejecutiva ahora a cargo de Cristián Bofill decide no solo reemplazar su producción nacional por el envasado "Los Simpson", sino que además anuncia la cancelación de su próximo proyecto nocturno de ficción local.
Cuando la desconfianza o el temor empiezan a instalarse como un criterio de conducción, toda la pantalla de un canal comienza a temblar. Porque una teleserie bien puede reeditarse o apoyarse en programación satélite -matinales, franjeados o estelares-antes de replegarse a un horario menos competitivo, como si fuese un cuartel.
Las batallas que no se darán en esta guerra de la teleseries hablarán más de los canales que tenemos que aquello que los puntos de rating puedan significar. Porque la ficción no es solo una ficha más en el juego de la televisión, es un componente identitario casi tan importante -y sin duda mucho más trascendente- que el área de información.
Es en las teleseries y en las series donde se refleja el alma de la población, donde se produce esa síntesis y conexión con la realidad cotidiana que no llega a constituir un titular.
A diferencia del pujante Mega, que cosecha el trasplante del corazón de la factoría de teleseries de TVN, María Eugenia Rencoret, TVN y Canal 13 están en pleno período de desmantelamiento. Bastaron solo unas emisiones de "Caleta del sol" y "Valió la pena" para que sus nuevas autoridades ejecutivas -Carmen Gloria López y Cristián Bofill-removieran a los encargados de las áreas dramáticas, y, en el caso de Canal 13, se retrocediera casi sin pelear.
Por eso hay que estar atento a los siguientes movimientos de cada estación. La gran historia no está en las propias teleseries, sino en lo que cada canal piensa que ellas pueden llegar a significar. Porque que un canal no tenga o renuncie a un área dramática no solo es un demérito en su construcción de marca, en su competitividad. También es una suerte de desprecio a quienes por décadas hemos sintonizado -en mayor o menor medida de rating - con ese medio de comunicación.