"Dime que sí", el programa que Chilevisión estrenó la semana pasada recuerda mucho a "Cásate conmigo", un docu-reality que Canal 13 emitió de 2007 a 2009. La idea es acompañar a una pareja desde la petición de mano hasta los preparativos de la boda, culminando con la ceremonia y el jolgorio de la fiesta. Pero ¿por qué el programa que condujo Soledad Onetto -y después Diana Bolocco- era entretenido y dinámico? ¿Por qué un formato tan similar ahora se hace eterno y saca pocas sonrisas?
La respuesta puede estar en el casting. "Cásate conmigo" descubrió a personajes insólitos de distintos puntos del país. Y también en la edición. El programa del 13 tenía un ritmo ágil y atractivo. "Dime que sí", en cambio, no conoce el poder de síntesis. Tiene largas escenas que poco aportan y verbaliza todo lo que muestra. No solo vemos a los novios nerviosos, emocionados, sorprendidos y felices. También vemos a mucha gente comentando sobre la emoción, la sorpresa, los nervios y la felicidad. En parte, esto se debe a la sobrepoblación del equipo conductor. ¿Es necesario que estén Nacho Gutiérrez, Carolina de Moras, Pato Torres, Vivi Rodríguez y Willy Geisse? Todos cumplen distintos roles, pero compiten en mostrarse ansiosos, preocupados y expectantes. La que gana, lejos, es Carolina de Moras.
Este hiperventilado equipo craneó, en el primer capítulo, una broma para los novios: desmantelar, en plena calle, el auto que ellos pensaban vender para financiar el matrimonio. Se disfrazaron, juntaron al barrio y a la familia, para observar la escena; armaron una megaoperación -a lo "El gran truco"- para conseguir apenas unos minutos de estupor de la pareja. Cuando se supo que todo era un juego, se le pidió el "sí" a la novia. Luego vinieron largos preparativos y conversaciones. El día de la boda hubo momentos interesantes, con rituales gitanos, como el regateo por el precio de la novia y el traslado de la familia del novio. O sea, material llamativo había. El tema es cómo narrarlo.
Antenoche, el segundo capítulo mostró a una pareja menos especial, pero duró 25 minutos menos que el primero. Eso y el cambio de día jueves al martes -es más fácil competir con "El niño rojo" que con "Fatmagül"- contribuyeron a mejorar la sintonía del programa, que subió su promedio de 6,5 a 9,4 puntos entre la primera y la segunda edición. Pero aún falta hacer más concisas las historias, tanto en imágenes como en palabras.