La economía chilena está diagnosticada de pulmonía, y será tratada con una terapia de shock fiscal. El enfriamiento polar de nuestra economía y el (¿sobre?) calentamiento de nuestra política fiscal son los dos temas, íntimamente ligados, que abordo en esta columna.
Caída cíclica y tendencial del crecimiento económicoEl Imacec (Indicador Mensual de Actividad Económica de Chile) desestacionalizado está estancado durante los últimos seis meses. Congruente con este enfriamiento de la actividad, la tasa nacional de desempleo ha aumentado de 5,7% a mediados de 2013 a 6,7% a mediados de 2014. El nulo crecimiento del Imacec en estos meses se ve algo menos malo para el año 2014 completo, para el cual se proyecta un 2% de crecimiento del PIB, seguido por un aún magro 3% en el 2015. Dos años seguidos de bajo crecimiento amplían la brecha de producto (la diferencia entre PIB efectivo y PIB tendencial) desde cero en el período 2011-13 (años de pleno empleo) a un elevado 3,6% en el 2015. Durante el último cuarto de siglo, solo los años 2002-03 y el 2009 (en plena Gran Recesión Mundial) presentan una debilidad cíclica más intensa que la que viviremos en el 2015.
Algunos analistas han sugerido que este frenazo de la economía chilena obedecería en un 70% a causas externas y un 30% a factores internos. Pues bien, ¿cómo se comparan las condiciones internacionales que enfrentaba Chile en 2013 con las de 2014-2015? Los términos de intercambio de Chile están iguales. Hace un mes el Comité Consultivo para el precio futuro de largo plazo del cobre lo ha proyectado en US$ 3,07/libra, el nivel más alto de los últimos 15 años. El crecimiento del mundo y de los socios comerciales de Chile será mayor en 2015 que en 2013-14. Las tasas internacionales de interés de corto plazo se mantienen en niveles levemente superiores a cero y las condiciones de acceso al financiamiento externo (reflejados por bajos spreads soberanos) son óptimas. Posiblemente nunca en su historia ha enfrentado Chile tan buenas condiciones internacionales como entre fines de 2013 (superada la recesión de la Zona Euro) y fines de 2015. Por lo tanto, el enfriamiento polar de Chile se debe en un 100% a causas internas.
¿Cuáles son los factores internos que explican el estancamiento económico actual? El término de la reconstrucción y recuperación posterremoto, además de la ausencia de necesarias reformas estructurales durante la última década, explican la caída del crecimiento que se observa desde el 2013. A ello se agrega la muy elevada incertidumbre generada por las reformas anunciadas, pero aún no materializadas por el gobierno actual (educación, laboral, constitucional, etc.), y la plena certeza de una reforma tributaria ya aprobada, que tiene y tendrá consecuencias negativas sobre el emprendimiento, el ahorro, la inversión y el crecimiento.
¿Cuáles factores internos dominan: los de arrastre desde el gobierno anterior, o los cambios anunciados e implementados por el gobierno actual? El gran peso de los segundos parece estar reflejado en la enorme corrección hacia abajo en la estimación del crecimiento tendencial de Chile. Esta proyección del crecimiento del PIB real para los siguientes seis años es encargada todos los años por el gobierno a un grupo de macroeconomistas. Pues bien, mientras los 18 expertos consultados en 2013 estimaban un crecimiento tendencial anual de 4,8% para el 2014 y para el período 2014-2018, los 17 expertos consultados en 2014 estiman un crecimiento de 4,2% para el mismo año y un 4,3% para 2014-2018. De un año para otro, sin mediar cambios en las buenas condiciones internacionales, la rebaja del crecimiento proyectado del PIB es dramática.
Presupuesto público 2015El proyecto de presupuesto público 2015 presentado por el Gobierno al Congreso es fuertemente expansivo. El elevado Déficit Cíclicamente Ajustado (DCA) del año en curso (1,0% del PIB) aumentaría a un 1,1% del PIB en el 2015. Con ello, y considerando que en el 2013 se alcanzó un DCA de solo 0,5% del PIB, se hará cada vez más difícil alcanzar la meta de cero para el DCA en el 2018, fijada por el Gobierno hace pocos meses.
La diferencia entre el DCA y el déficit fiscal efectivo, que está presupuestado en 1,9% del PIB para el 2015, se explica íntegramente por la elevada brecha del PIB proyectada para el próximo año. El segundo factor de ajuste cíclico, por diferencias entre los precios del cobre efectivo y estimado de largo plazo, se proyecta prácticamente en cero para el año venidero.
¿Se justifica la política fiscal contracíclica reflejada en el incremento del DCA desde 0,5% del PIB en el 2013 hasta 1,1% del PIB en el 2015? Estimo que sí, a la luz de la gran brecha del PIB, que el Gobierno estima en 3,0% del PIB (porque proyecta un crecimiento del PIB de 3,6%) y que los analistas privados corrigen a 3,6% del PIB (porque proyectan un crecimiento de 3,0% del PIB).
¿Cuán contracíclico -es decir, expansivo- es el presupuesto 2015? Primero, el mayor déficit fiscal efectivo, que aumenta desde 0,6% del PIB en 2013 a 1,9% del PIB en 2015, podría contribuir a un mayor crecimiento del PIB en torno a 0,5% del PIB en 2014-15, tomando como base los multiplicadores fiscales para países pequeños, estimados por la OECD en 2009, bajo mi dirección (nota de pie). Segundo, existe un minúsculo efecto expansivo adicional, derivado de aquella otra parte del aumento del gasto fiscal que es financiada por mayor recaudación tributaria producto de la reforma. Tercero, la misma reforma tributaria tiene un efecto contractivo y permanente sobre el nivel del PIB, que ya comienza a materializarse en 2015. En resumen, el efecto expansivo neto del presupuesto 2015 es muy cercano a cero.
¿Cuál es la implicancia de lo anterior para los presupuestos futuros? En el mejor escenario posible, se cerrará la brecha del PIB en 2016-2018 y el gobierno cumplirá su compromiso de alcanzar un DCA igual a cero en 2018. Ambos factores obligarán a ejecutar una política fiscal significativamente contractiva después del 2015.
El aumento del gasto fiscal real presupuestado por el Gobierno es de 9,8% del PIB en el año 2015, la segunda tasa de aumento más alta en dos décadas. Con ello, el tamaño relativo del gasto público alcanzará el nivel más alto en la historia económica reciente de Chile: un 23,7% del PIB. Pero ello constituye recién el comienzo de la expansión del Estado bajo el gobierno actual: el gasto público seguirá creciendo más que el PIB por los aumentos adicionales de impuestos en 2016-2018. Además, la participación de las empresas públicas en el PIB aumentará significativamente con las planeadas capitalizaciones de empresas públicas existentes y la formación de nuevas empresas públicas. Ello nos costará producción e ingresos futuros, que no solo constituyen la base tributaria por excelencia del país, sino que son el pilar principal sobre el cual se construye el bienestar material de todos los chilenos.