¡Qué distinto es un programa en que los participantes no compiten con el único afán de poblar "Farandulandia"! En "Top chef", que debutó anoche en TVN -en segundo lugar, con un promedio de 16 puntos de rating-, lo que está en juego es el prestigio, la vocación, los sueños. Los contendientes son cocineros que aspiran a ser más en su oficio y a obtener el reconocimiento del público y, sobre todo, de sus pares.
Aquí -por el momento, al menos- no se pierde el tiempo complotando contra el resto ni haciendo pruebas de destreza física. Aquí, los aspirantes a "Top chef" se entregan en cuerpo y alma a demostrar su talento en la cocina. Son evaluados por un jurado de tres chefs consagrados, que los ponen en aprietos, los presionan y los hacen rabiar y llorar. En este trío, Ciro Watanabe lleva las de ganar en ironía y pesadez. A su lado, Carlo von Mühlenbrock llega a parecer cálido y amable. La idea es picarles el orgullo a estos aspirantes y sacar lo mejor de ellos.
Esta versión chilena de "Top chef" -un programa exitoso en España y otros países- funciona a buen ritmo, logra suspenso y permite formarse una idea de la personalidad de los competidores y tomar partido por ellos. También se aprende de cocina, ya que los jueces no escatiman comentarios como: "el gran enemigo del pescado es el agua dulce", cuando ven a una competidora lavar el trozo de jurel "como si fuera un trapo". Tanto Watanabe como Von Mühlenbrock y Pamela Fidalgo intentan ser didácticos y, entre sus pesadeces, deslizan frases sobre cómo deben hacerse las cosas en la cocina.
Anoche, el primer capítulo mostró cuatro pruebas demasiado similares: cocinar contra el tiempo. Solo iban cambiando los ingredientes. En esta primera edición, no alcanzó a ser cansador porque esto iba aliñado con los comentarios de los participantes y sus roces con los jueces. Pero aún quedan 12 ediciones, y el desafío es mantener el sabor. Afortunadamente, entre los competidores hay gente que confirma el mito del gran ego de los chefs, lo que provoca situaciones que son la sazón del programa.