¡Salió humo blanco, habemus reforma tributaria!, bueno... blanco tiradito para gris dadas las características de lo aprobado por el Congreso. Pero no lo voy a latear con sus detalles -mal que mal llevamos meses en esto-, ni con mi opinión respecto de la promoción del acuerdo vía cadena nacional (ilusamente creí que, cual Obama, la Presidenta anunciaría la captura de los que pusieron las bombas, pero me quedé con los crespos hechos). Creo más importante ahora focalizarse en cómo gastar los "tres puntos del PIB" que se espera recolectar con la reforma. Y dado que la Presidenta confirmó que la mitad se destinaría a educación, hablemos de las prioridades en el sector.

¿Cómo asegurar el mayor retorno social de los nuevos recursos en educación? Difícil pregunta, que encuentra respuesta en la mismísima vilipendiada competencia entre colegios y en la amplia red de registros administrativos que posee hoy el Estado.

Veamos, por ejemplo, la situación de las 10 escuelas que en 2010 reportaron los peores resultados en Simce 4° básico de matemáticas. Para efectos de aterrizar la discusión, analicemos establecimientos de al menos 10 estudiantes, en zonas urbanas de la Región Metropolitana. Esto arroja siete escuelas públicas y tres subvencionadas, con puntajes Simce desastrosos: Al menos 60 puntos bajo el promedio nacional. ¿De dónde salen todos estos datos?, se preguntará usted. Los resultados, nombres y direcciones de los establecimientos están disponibles para el público general en www.simce.cl, hecho digno de destacar.

Y respecto de los desafortunados estudiantes, ¿qué sabemos? El ciudadano poco, pero el Estado mucho. En base a datos administrativos, este conoce sus núcleos familiares, sus direcciones, sus profesores, si acceden a programas sociales, entre otras cosas (de hecho, el detalle asusta un poco).

Pero entonces, si el Estado puede identificar a los menores en riesgo con tal precisión, ¿por qué no centrar todos los esfuerzos en ellos? ¿Será que asumimos que ya los habíamos "protegido"? Esto sería un tremendo error. Basta analizar el Simce de los mismos colegios, para el mismo nivel, pero en 2013 para confirmarlo: 94% de sus estudiantes no alcanzó el nivel "satisfactorio" y 68%% obtuvo "insuficiente". A confesión de parte, relevo de pruebas. El sistema no "protegió" al grupo original, ni a las generaciones que siguieron.

¿Gratuidad en educación superior? ¿Fin al lucro? Dudo que representen el mejor uso de los recursos públicos. Los esfuerzos deben estar puestos en dotar a los colegios de peor rendimiento con docentes preparados para el desafío de educar allí. Esto tomará tiempo y será caro, por lo que no se entiende el atraso. Es prioritario asegurar que quienes más apoyo necesiten, lo reciban lo antes posible. El resto es ideología.