No ha pasado demasiado desde que los matinales de TV local eran un verdadero dolor de cabeza, tanto para los canales como para los televidentes. Era imposible distinguir uno de otro, todos estaban teñidos de denuncias ciudadanas de escasa relevancia trompeteadas por noteros en terreno con escaso criterio y sensibilidad. En estudio los animadores trataban de armar casos nacionales con cada asunto vecinal y, luego, los juicios o bravatas se trasladaban hacia la vida privada de cualquier celebridad. Los espacios de servicio público, de orientación ciudadana y actualidad nacional o internacional, cedían paso a las formas más espurias de invasión de la intimidad. ¿El resultado? El peor para un mercado de competencia: la nula diferenciación.
Si bien el año 2013 "Bienvenidos" de Canal 13 logró marcar diferencias con segmentos dedicados a las dramatizaciones de casos de corazón, además de estar muy apoyado en la frescura de su dupla de animación, y "La mañana de CHV" optó por un perfil policial con una nueva dupla de rostros, nada particularmente nuevo existía aún. Eso, hasta que la nueva administración de Mega miró a su "Mucho gusto" y lo refrescó.
La elección del verbo no es casual. Katherine Salosny salió de "Buenos días todos" en 2012 porque le dijeron que era necesario "refrescar la pantalla" trayendo a una debutante Carolina de Moras. Hoy, la animadora de envidiables 50 años da lecciones de cómo insuflar nuevos aires a una competencia que la ve renacer de la mano de otro hombre alguna vez también desechado de la franja matinal.
Lo que Luis Jara y Salosny logran hacer cada día en Mega, a partir de las 8:00 horas, no es solo lo literal: dar muestra del gusto que les da estar ahí, bailando y riendo para dar la partida a un espacio que se inicia ayudado por la buena sintonía que le dejó la teleserie turca "Las mil y unas noches" la noche anterior. Lo que ellos hacen es dar la bienvenida a un espacio que construirá su propio liderazgo gracias a contenidos seleccionados, que florecen por el microclima que crean junto a periodistas como José Antonio Neme e Ivette Vergara, además del abogado Daniel Stingo y la cantante Patricia Maldonado, horas después. Es casi una reunión familiar, una cita donde todos se han conocido por años, han celebrado triunfos y masticado derrotas junto a la audiencia, y por eso son capaces de dialogar desde la honestidad, sin ninguna ansiedad por impresionar o agradar.
Eso se trasunta más allá de la pantalla, y se agradece la familiaridad que prodigan al espectador. Se ríen de ellos mismos, incluso ante las más altas autoridades del país, como cuando los visitó la Presidenta Bachelet. Transforman cualquier noticia de actualidad, como la prohibición de usar pantalones pitillos en un colegio, en una entrañable conversación en que cada uno puede terminar recordando su niñez. Es más, no tienen temor a decir no sé o no entiendo -sin usar la discriminatoria frase "expliquémosle a la dueña de casa"- cuando frente a ellos el ministro de Hacienda desentraña la reforma tributaria o cuando la analista Pilar Ducci habla de la matanza en Gaza durante 30 minutos, anotándole a "Mucho gusto" todo un hito: este viernes lideraron la audiencia de la mañana con un conflicto que no por lejano deja de ser estremecedor.
Se podría decir que los tres meses de liderazgo de rating que lleva "Mucho gusto" se justifican por la dupla animadora, el panel variopinto y bien dispuesto, los noteros lúdicos, la cálida voz en off , la excelente musicalización o la asertiva edición de audio y video que inserta los gestos más insólitos de cada participante del set. Pero no, lo que hay en este matinal es una profunda convicción de los ejecutivos detrás de que las cosas, tantas veces hechas mal, se deben hacer bien. Y si a eso el elenco le aporta humor, honestidad y generosidad, no hay cómo no triunfar donde importa más: en la relación con el espectador.