Señor Director:
Es importante escuchar desde la Fundación Jaime Guzmán que, conforme a "texto expreso por todos conocidos", es perfectamente posible, a partir de la Constitución vigente, reformar el sistema sanitario actual configurando uno en que las cotizaciones se transformen en impuestos especiales que financien un sistema de salud para todos.
Ahora bien, el señor Pavez señala al término de su
carta que "lo único que sería inconstitucional es no tener un sistema privado que elegir, pues la Carta Fundamental dice -y fue el único inciso que ella no citó- que 'cada persona tendrá el derecho a elegir el sistema de salud al que desee acogerse, sea este estatal o privado'". Sobre el punto dos cuestiones fundamentales, que muestran que el señor Pavez se apura mucho en su lectura de la Constitución.
Primero, el hecho de que la Constitución establezca el derecho a elegir un sistema privado no significa que el Estado tenga el deber de fomentar dicho sistema (como hoy lo hace), por ejemplo, a través de regulaciones legales que permitan a las personas destinarle sus cotizaciones obligatorias. El sistema privado es privado y si bien es correcto que el Estado no puede prohibir dicho sistema, es correcto también que no está obligado a financiarlo.
Sin embargo, la Constitución también admite la configuración de un sistema sanitario en que las cotizaciones sean un impuesto especial que financie un seguro de salud para todos. Dichas prestaciones sanitarias podrían proporcionarse o bien por el sistema público o bien por instituciones privadas sujetas a reglas que garanticen las mismas prestaciones para todos los cotizantes como corresponde a un derecho social. Configurado de esta forma el sistema, las instituciones privadas serían verdaderamente colaboradoras del Estado (o servicios públicos como ha dicho la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional). Esta configuración permite una mejor realización del derecho a la protección de la salud establecido en el artículo 19 N° 9 de la Constitución, en la medida en que permite que todos puedan elegir, no solamente los ricos.
Constanza SalgadoUniversidad Adolfo Ibáñez