El viernes, en el cuarto concierto de "marcha blanca" del nuevo espacio del centro cultural Corpartes, el israelí Doron Salomon condujo a solistas, el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile y la Orquesta Sinfónica de Chile, en una versión de la magna Misa en Do Menor K.V. 427 de W. A. Mozart.
Al contrario del Requiem , esta obra, aunque también inconclusa, es enteramente de la mano de Mozart y no hay lugar para conjeturas respecto de la autoría de tal o cual sección; solo ha habido propuestas respecto a la instrumentación en las partes faltantes, probablemente perdidas.
Una tradición -hay varias- dice que esta misa fue compuesta como un voto de Mozart por su matrimonio con Constanza Weber. Pero más que eso, es la manifestación más clara de una libertad creativa que no está sometida a la funcionalidad litúrgica, sin restricciones externas, transitando por el mundo de la ópera, el equilibrio clásico y las permanentes alusiones a los grandes del Barroco; una gran síntesis en el marco de la espiritualidad religiosa del siglo XVIII.
Los gestos melódicos orquestales desde el inicio del Kyrie nos enfrentan a los tintes trágicos propios del Do Menor, tonalidad nunca casual en la obra de Mozart (y después, de Beethoven). La extraordinaria música resiste muchas interpretaciones, pero todo debe ser siempre noble y elevado y contribuir al dramatismo, evidente o subyacente, que la obra exige. Eso estuvo ausente en esta versión.
La interpretación fue correcta, pero opaca. La orquesta cumplió afiatadamente su cometido, el coro reveló excelente preparación (director, Juan Pablo Villarroel), pero la acústica le jugó malas pasadas en cuanto a balance. Los solistas, idóneos, destacándose el sublime Et incarnatus , conmovedoramente realizado por la soprano Claudia Pereira, y el bello timbre y dominio de las fiorituras de la soprano Carolina García-Valentin. El barítono Patricio Sabaté, en el cuarteto del Benedictus reafirmó su reconocido profesionalismo. El tenor Felipe Catalán se vio muy disminuido, probablemente afectado por alguna indisposición vocal.
Hay que alegrarse de que se incorpore un nuevo espacio a la vida cultural de Santiago. Como se explicó al comienzo del concierto, la sala no posee aún las necesarias condiciones acústicas. Cuando estén, podremos apreciar mejor el trabajo de nuestros músicos.