"Manos al fuego", el programa de cámaras ocultas que le permite a CHV volver a instalarse dentro de los 10 más vistos del día, no es solo un espacio de entretención que logra buen rating al exponer infidelidades y al emitirse en un día donde la imbatible teleserie "Las mil y una noches", de Mega, no se da. El programa que este 2014 cumple su segunda temporada, y que ha sido destacado en ferias televisivas internacionales, es también una nueva forma de farandulización. Con todo lo malo y lo bueno que eso puede traer.
Lo que anima al espectador es la misma morbosidad que despierta en él la vida de las celebridades, y lo que mueve a quienes llegan hasta la producción del espacio para poner a prueba a sus parejas es la misma impudicia -o codicia- que en la última década ha alimentado a generaciones de chicos reality y modelos de discotheque . Y, por cierto, lo que se lee detrás de los esfuerzos de esta televisora por poner en pantalla situaciones creíbles no es más que la reiteración de la cuidada puesta en escena que algún "tongo" farandulero tuvo en alguna ocasión.
Y así, tal como por dos décadas pasó con la farándula en CHV, este nuevo circo ciudadano de las bajas pasiones funciona de lo más bien.
Porque por más criticables que sean los móviles del contenido que se expone, el resultado en pantalla demuestra que el oficio televisivo de sus realizadores engaña hasta al más desconfiado sujeto de tentación. En esta nueva temporada, "Manos al fuego" complejizó sus recursos de producción: ya no son solo piezas u oficinas, sino casas enteras las que alojan los engaños; ya no son solo encuentros únicos, sino que hasta hay una cita posterior; y ya no se trata solo de una actriz dispuesta a seducir, sino que ahora hay profesionales dispuestas a besar. Además, ya no son solo hombres los puestos a prueba por sus parejas, sino que también hay más de una mujer.
En el primer capítulo, una joven rusa expuso a su marido chileno, y este cayó. En el segundo capítulo, tres pololas fueron arrojadas por sus parejas a las manos de un supuesto futbolista, y, al menos, una de ellas picó sin vacilar.
La duda, la desconfianza y la fragilidad de las relaciones es el gran tema que hay detrás. Pero es también el asunto que "Manos al fuego" parece esquivar, como si invitar a algún tipo de reflexión fuera a incendiar toda diversión. La animadora Eva Gómez y el coanimador César Campos bien podrían buscar una fórmula para aportar desde ese lugar. No es imposible; y suma calidad. Así lo demostró el buque insignia de la farándula, "Primer plano", que en su capítulo del último viernes consiguió armar una entretenida reconciliación entre un matrimonio que "Manos al fuego" había llegado a separar. O sea, lo que la televisión desune, la televisión también lo puede volver a juntar.