La participación de Chile en el Mundial brasileño fue algo soberbio. El ¡Ceacheí! resonó con tal fuerza que su eco aún no se ha apagado. Fue tanto el fervor que en la televisión investigaron sobre el origen de este grito.

Hay versiones variadas. Lo concreto es que tal arenga nació en los dominios de la "U". En Wikipedia leo: "El grito se mantuvo como emblema de la U. de Chile. Sólo en los años 60, la frase final del coro '¡Chi, chi, chi, le, le, le..., Universidad de Chile!' fue transformada en el '¡Viva Chile!' por un trompetista".

Puedo asegurar que ese trompetista era Jorge Yuraidini, quien, justamente en el Campeonato Sudamericano de Básquetbol Femenino, realizado en Chile en 1960, molesto por la falta de apoyo al equipo nacional, se puso de pie y lanzó el grito en su nueva versión. Este empuje anímico ayudó a que el equipo, con Ismenia Pauchard y compañía, lograra la corona. Yuraidini, hijo de libaneses, solía llevar una trompeta de rancia estampa que hacía sonar para llamar la atención antes de vociferar su famoso: "¡Atención, barra!". Su templada voz de tenor la escuchaban muchos espectadores, y es posible que quienes asistieron al Mundial del 62, o a partidos posteriores, aún lo recuerden. Me vino a la memoria su figura ahora que el Ceacheí retumbó en Brasil, donde, al final, perdimos por un pelo... y por un palo.

MENTESSANA