El concierto del sábado de la Orquesta Sinfónica de Chile, dirigida por el austríaco Roberto Paternostro, tuvo ribetes especiales. Por una parte, celebró los 190 años de Anton Bruckner y, por la otra, homenajeó al rector Víctor Pérez en el último día de su rectorado.
Para la ocasión se programaron el Concierto Nº 2 en Re Menor, para violín y orquesta, de Henryk Wieniawski (1835-1880), actuando como solista Marcelo González, y la Sinfonía Nº 6 de Bruckner.
El concierto de Wieniawski ocupa el lugar 22 en su exiguo catálogo de 24 obras y es claro ejemplo de su lenguaje, donde, en primer lugar, se destaca el virtuosismo exigido al solista, que debe superar temibles escollos. La supremacía del instrumento solista, como ocurre a menudo en obras de este carácter, resta interés al acompañamiento, lo que en la versión escuchada se hizo más notorio por una ejecución orquestal poco comprometida y falta de precisión. Fue el solista Marcelo González quien, a pesar de un sonido algo falto de cuerpo, sacó la tarea adelante con un notable desempeño técnico y lirismo amplio y expresivo, que fue premiado con una merecida ovación.
La Sexta Sinfonía de Bruckner, que dura una hora, es la menos ejecutada de su autor, e implica un gran esfuerzo para ejecutantes y auditores. Definida por el propio compositor como la más innovadora, aunque abunda en reconocibles gestos brucknerianos, se aparta de ellos para ofrecer una propuesta que, como se ha dicho, es casi "metafísica". Sumergirse en sus "celestiales longitudes" (expresión aplicada a Schubert) implica un voto de confianza hacia un lenguaje sobreabundante, que necesita de muchas audiciones para asumir su peripecia. Dejarse llevar por el extenso discurso, dejando a un lado las ideas preconcebidas, puede redundar en una gran experiencia musical sin concesiones.
La versión fue óptima y demostró el completo dominio de Paternostro sobre la partitura. Aunque condujo siempre la obra con rigor y competencia, debe destacarse su memorable versión del conmovedor Adagio .
Las sonoridades brucknerianas dejaron en evidencia, una vez más, las insuficiencias acústicas del Teatro de la Universidad de Chile. Por ello, fue alentador el discurso del rector, que destacó el compromiso asumido por la universidad para dotar a la orquesta de un nuevo espacio, digno de la calidad que el conjunto posee.