Cuando los compositores desean reforzar las líneas medias del tejido, agregan una segunda viola a la plantilla del cuarteto de cuerdas y conforman un quinteto (Mozart); si se trata de reforzar las zonas graves, agregan un segundo cello (Schubert), y cuando quieren conseguir una densidad aun más plena, acoplan los dos instrumentos "invitados" para conformar un sexteto. En el concierto del lunes de la Temporada Internacional Fernando Rosas de la Fundación Beethoven, para abordar un repertorio de tres sextetos, el afamado American String Quartet (Peter Winograd y Laurie Corney, violines; Daniel Avshalomov, viola; Wolfram Kessel, cello ), invitó a dos destacados instrumentistas chilenos residentes en EE.UU.: Roberto Díaz, viola, y Andrés Díaz, cello . Juntos produjeron un concierto memorable.
Si se conoce el argumento de la ópera "Capriccio", de Richard Strauss, se comprende que comience con un sexteto de cuerdas, que no es propiamente una obertura tradicional, sino una apertura instrumental integrada a la acción dramática. Estrenada en 1942, tiene como subtítulo "una pieza de conversación para música" y al decir de Strauss, no está concebida para un público masivo sino para "sibaritas culturales". El refinamiento del sexteto, con retazos líricos propios de la gestualidad vocal característica del compositor, sumergidos en un tejido ricamente polifónico y de inestable discurso armónico, hacen de la pieza una joya que fue magníficamente vertida por los intérpretes.
El Segundo Sexteto de Brahms, opus 36, no tiene la agresividad emocional directa del Sexteto opus 18, compuesto cinco años antes. Obra compleja de oír y ejecutar, en su momento dividió a la crítica: "Vertiginosamente aburrida, música sin cuerpo ni alma"; "Obra maravillosa... los tesoros que contiene no están en la superficie". Entre la enmarañada trama surgen entrañables diálogos, que parecerían corresponder a las vicisitudes amorosas del autor con Agathe von Siebold. Esto no es afán de buscar relaciones anecdóticas, pues el propio Brahms utiliza el motivo la-sol-la-si-mi, traducción sonora del nombre Agathe.
El sexteto "Souvenir de Florence", de Tchaikovsky, es una obra irregular que, particularmente en el tercer y cuarto movimiento, permite el lucimiento de los intérpretes, que entregaron una versión en el límite de la extraversión, demostrando un virtuosismo a toda prueba.
El American String Quartet y sus dos invitados consiguieron estructurar una malla sonora férrea y a la vez finísima, en que el aporte de cada notable músico confluyó en interpretaciones soberbias.