"Under the skin" ocupó las páginas de la prensa y la redes sociales hace pocas semanas por las razones equivocadas: se filtraron fotogramas de la cinta donde Scarlett Johansson, por primera vez en su carrera, se desnudó totalmente frente a las cámaras. Las fotografías podrán haber causado revuelo y atención para la cinta, pero no se parece en nada a otras situaciones análogas, donde los desnudos anticipados solo sirvieron para darle tiraje a películas fáciles y mediocres. "Under the skin" es, al otro lado de ese espectro, una cinta anómala, rara, pulcra, fascinante, que no tiene nada de fácil. Dirigida por el británico Jonathan Glazer (1965), compitió el año pasado en Venecia y está mucho más cerca de ser una película de festival que una de multicines.
Sin embargo, en rigor, se trata de una cinta de ficción. Sí, "Under the skin" sigue a una extraterrestre metida en la piel de Johansson deambular por Glasgow, manejando una van y levantando hombres a los que, luego de una breve conversación donde evalúa si tienen una novia o una familia, los lleva a su casa, una suerte de guarida monocromática donde ellos se entregan sin patalear. Hay más cosas que podrían contarse, todas muy peculiares, pero la historia no es muy relevante. La mirada lo es. La cinta, de hecho, hace de las elipsis un recurso central y lo que uno podría contar diferirá de lo que cuente otro, ya que hay muchos vacíos que solo el espectador puede llenar. La mirada, en cambio, es la que articula el relato, ya que no solo seguimos a Johansson, sino que observamos la ciudad y sus alrededores a través de sus ojos. Vemos así a personas deambular por calles comerciales, comer en un local o bailar en una disco, con la mirada desapegada y clínica ya no de un turista, sino de auténtico extraterrestre, de alguien que trata de descifrar la composición y reglas ocultas de las cosas. La protagonista, de hecho, entiende los rudimentos de la seducción, donde su cuerpo tiene un lugar central, pero no comprende las emociones del juego. Tan solo cumple la misión encomendada. En ese sentido, poner a una estrella de Hollywood en la mitad de una pedestre Escocia, donde se relaciona casi exclusivamente con actores no profesionales, simples personas de la calle, no hace más que remarcar este encuentro entre mundos ajenos. Y pese a que a la protagonista este planeta le parece tan exótico que incluso puede dejar a una guagua llorando en una playa, después de presenciar cómo sus padres se han ahogado, algo en la humanidad termina por tocarla, como quizás tocaría a cualquier ser espacial (o a Johansson) si se diera el tiempo de mirarnos con la suficiente atención.
"Under the skin" es una cinta que podrá molestar a algunos por eludir de manera tan explícita los mecanismos habituales de desarrollo de personajes y emoción. Su pulcritud, distancia y la enigmática configuración de muchas de sus imágenes han dado pie a que comparen a Glazer con Stanley Kubrick. La comparación, sin embargo, es injusta. A Kubrick le interesaba poco y nada la humanidad, menos el mundo que lo rodeaba. Para él, los hombres eran despreciables y no había mucho más que hacer. Glazer registra el mundo de una manera derechamente documental y, al menos en esta cinta, es capaz de devolvernos el mundo bajo una nueva mirada. En "Under the skin", lo inusual, lo extraño, lo nuevo, lo bello termina por ser no la extraterrestre que hemos seguido por cien minutos, sino el mismo planeta Tierra. De una manera oblicua, nos recuerda lo excepcional y fascinante que es el lugar que habitamos.
UNDER THE SKIN
Dirgida por Jonathan Glazer.
Con Scarlett Johansson, Jeremy McWilliams, Lynsey Taylor Mackay.