Con la repetición de un letrero sobre el arquitrabe de su hall central -"El museo es una escuela: el artista aprende a comunicarse, el público aprende a hacer conexiones"-, el MAC de Quinta Normal estimula al visitante. Ya en el segundo piso, le propone la novedad de 60 jóvenes autores menores de 30 años hasta 2013. En la iniciativa se nota un esfuerzo cuidado de selección y de presentación. Además de la concurrencia ahí de no pocas obras valiosas, lo más interesante del conjunto resulta la importancia adquirida por la pintura -consigue los puntos más altos- y por los realismos. Estos, generalmente ajenos a compromisos circunstanciales, aparecen vertidos a través de un dibujo esmerado. Para el ordenamiento temático de la exposición, los curadores optaron por dividirla en secciones, cada una según una clase distinta de "Ojo". La denominación nos parece con frecuencia bastante arbitraria: junto con pecar de subjetiva, no siempre corresponde a la índole de los trabajos mostrados. Pero más allá de salvedad semejante, analicemos, sala por sala, los frutos de la atractiva iniciativa.
Al comenzar por el "Ojo esquemático", el aporte de Raisa Bosich sí resulta apropiado para el nombre del grupo. Consiste en una instalación mural con pequeñas esculturas geométricas y dibujos más o menos referidos a ellas. Conquista la obra por su limpidez y coherencia formales. Las técnicas particulares de Víctor Espinoza y de Francisco Rodríguez , entretanto, llaman la atención. Sobre todo el primero que pinta, mediante largos y nutridos trazos de hilos bordados, una extensa escena de esparcimientos campestre con personajes. El esmalte negro y los barnices sobre fierro del segundo provocan apariencias de grabado. A continuación, la unión de dibujo, escultura e instalación de Javier Rodríguez consigue ser imaginativa y sugerente. "Ojo abstracto", por su parte, halla un representante adecuado en el amplio tríptico pictórico de Diego Santa María . Vierte su técnica mixta con austeridad y vigor visual, constituyendo uno de los mejores aportes mostrados. También "Ojo modular" cuenta con un testimonio convincente. Se trata de la gran instalación de Consuelo Rodríguez , cuyos salientes volúmenes abstractos en madera y telas del probable reverso superan por completo la fragmentación del desnudo femenino del supuesto lado frontal.
Como era de esperarse, el "Ojo mimético" se refiere a un hiperrealismo pictórico sin cortapisas. Lo confirman Diego Martínez y su miniatura -un encantado conejo peludo en demasía-, y el retrato con el brillo peculiar de láminas metálicas abolladas, de Nicolás Radic . Sin embargo, la exhibición "Sub 30" alcanza sus cumbres cualitativas en el espacio no muy felizmente denominado "Ojo onírico". Como en la sección anterior, la pintura es su verba. Tenemos, pues, a dos "grafiteros" excelentes. Así Basco Vazco , antes que el surrealismo, cultiva un pop art suficientemente personal. Su efectiva, atrayente interpretación de un vulgar letrero luminoso -esmalte directo sobre la muralla- no solo posee indudable fuerza visual, sino que, asimismo, inocula trascendencia a su mensaje. Por su parte, más allá del gran formato del hermoso cuadro ecuestre -héroe patrio- de José Careols "Yisa" , un empaque monumental se desprende de él, subrayado por el tan original enmarcado de cuerdas. No figurativa resulta, en cambio, la armoniosa pintura con colores genuinos, de Matías Solar .
Dentro de "Ojo sicológico" cuelgan la versión no falta de humor de Paula Salas que emula y actualiza los retratos coloniales con un escudo identificador; en tanto que José Pedro Godoy , en grises, insiste en su peculiar temática habitual, acá aumentada cuantitativamente. Por último, en "Ojo discursivo" se impone Sebastián Riffo con la reedición de una filmación que recoge una acción de arte en la Plaza de Armas, junto a la Catedral.
Síndrome de DownTambién el MAC acaba de ofrecer, en su primer piso, un grupo de siete fotografías de Javiera Cristi. Constituyen los retratos de otros tantos niños afectados por el síndrome de Down. En coloraciones marcadas y sacados desde la oscuridad por una fuerte iluminación artificial, hace que cada protagonista, a través de la mirada inocente y del gesto de las manos, nos haga partícipes de su respectivo mundo interior, irradiando individualismo. Nos demuestran, además, la diversidad maravillosa del ser humano y su fuerza anímica, aun tratándose de un ámbito infantil tan particular.
"Sub 30"
Artistas hoy menores de 31 años demuestran fecundidad pictórica y ausencia de compromisos circunstanciales.
Lugar: MAC de Quinta Normal.
Fecha: hasta el 25 de mayo.