Durante estos días, la madera resulta gran protagonista de tres autores que exponen en el MAC. Un empleo especialmente variado de ese material laminado realiza el escultor Patrick Steeger. Asombra la inventiva técnica del artista para desarrollar el volumen abierto escultórico y el más cerrado de los objetos ornamentales, expandiéndolos hasta espacios propiamente arquitectónicos. De un modo mayoritario, la línea recta tiende a desaparecer de estas obras, dominando ante todo la suavidad de curvas y ondulaciones. Al mismo tiempo, se recurre a juegos de coloración, donde dialogan el cromatismo propio del material en el interior con su exterior ya pintado de blanco, ya oscurecido o carbonizado. Abre la exhibición un balaustre barroco, cuya amplitud de dimensiones rompe cualquier recuerdo clásico. Esta clase de obra se repite más adelante, pero en menores dimensiones -algunas alcanzan la miniatura- y siempre con cierta apariencia de pieza de ajedrez o hasta de tótem europeizado. Un segundo tipo de elaboración podría asociarse con la imagen de jaulas. Aunque bastante distintas entre sí -alguna nos trae ecos de Deacon-, se trata de esbeltas esculturas ejecutadas con arqueados listones de leño. La más alargada y hermosa, con algo de torre transparente y que cuelga en diagonal, evoca a Brancusi. Tampoco falta, muy diferente, un producto escultórico de curvas que se engarzan sobre sobre sí mismas -"Tiempo sin fin"-, y cuya corteza natural se vuelve oportuno borde dentado.
"El experimento HHV1", entretanto, consiste en un enorme volumen que parece una baya vegetal; además, abre su interior al visitante, permitiéndole un inesperado balanceo que rompe con la fortaleza masiva de su exterior. De mucho interés son las construcciones modulares que podríamos considerar maquetas de arquitecturas normales. Aquí, todo elemento que se eleva del suelo adquiere orgánica condición curva, mientras su techumbre incluye tragaluces cubiertos por tela blanca que ilumina los espacios internos. Al contrario, menos genuino nos parece un albo tríptico xilográfico de 2011. Si bien encontramos una pequeña instalación con residuos -cuerdas desgastadas sobre todo-, la de amplísimas dimensiones ocupa el hall central del MAC. Confeccionada con pedazos de molduras, nos propone una gran ciudad o, quizá, un conjunto de ciudades menores que flota, como en un lago, sobre las baldosas negras del lugar. Pacientemente armadas y sin pegar, por momentos sus detalles incursionan en Stonehaenge, en la catedral de Brasilia, en laberintos; como agrupación, hasta podrían sugerir las ciudades mayas. Una escultórica y quemada torre de vigilancia, proveniente de otro trabajo de Steeger, sirve de vigía irreverente al entretenido conglomerado sujeto a la iniciativa constructiva del público.
Ahora en el subterráneo del museo del Forestal, el chileno Sebastián Preece y el alemán Olaf Holzapfel instalan su investigación, su experiencia constructiva patagónica, materializada en el esqueleto de una casa ejecutada para los requerimientos de la zona, junto a una recolección de restos mayores de viviendas y de sus accesorios territoriales. Así se convierten en protagonistas de la presentación los lindos techos de tejuelas de alerce o de simples latas de zinc deterioradas, los viejos cierres de vallas, las filas de palos obtenidos del desarme habitacional.
En el Bellas Artes
20 años de la producción de Lorena Villablanca está exhibiendo el Museo Nacional de Bellas Artes. Aunque en proporciones mucho menos abundantes que ahora, conocíamos su obra. Esta deja ver dos vertientes bastante diferenciadas entre sí, donde la experiencia xilográfica impone sus características propias. En general, de ellas, una se limita al uso tradicional de la plancha de madera, optando nada más que por el blanco y negro. Aquí, con ánimo expresionista, la deformación sin respiro se traduce en figuras monstruosas y caricaturescas, no poco frecuentes en cierta gráfica nuestra. Sin embargo, la reiteración del sistema tiende a volverlo monótono y sin sorpresas que alivianen su efecto argumental y visual. Harto más atrayentes y mejores exponentes de las fuentes que nutren sus láminas resultan los grabados con color -ciertos trabajos pintan la hondura de las propias matrices directamente-. Desarrollan una hermosa imaginería, cuyas raíces parecen hallarse en la lira popular chilena, en estampas o emblemas de viejos códices, en las ilustraciones de algunos textos de ciencias naturales, acaso en el lirismo de un Santos Chávez. Su claridad y limpieza formales logran conjugar, sobre escenarios planos, armonizaciones de una diversidad de personajes, sobre todo procedentes de una flora y fauna bien definidas.
"Uso y abuso"
Atractivos desarrollos que hacen de la madera objetos,
esculturas, arquitecturas e instalaciones.
"Housin in amplitude"
Preece y Holzapfel saturan su espacio expositivo mediante patagónicas construcciones en madera y los restos de ellas.
Lugar: MAC, Parque Forestal
Fecha: hasta el 15 de junio
"El lugar donde todos conviven"
Sobre todo, xilografías con color de Lorena Villablanca, capaces de armonizar una imaginería diversa
Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes
Fecha: hasta el 15 de junio