“Basta cruzar una puerta para ver un mundo diferente”. Con esta frase se inicia “Pulseras rojas” y ese mundo diferente es un hospital, con niños y adolescentes que llevan meses allí por diferentes dolencias. “Cuando uno está sano, nunca piensa que hay niños enfermos en un hospital”, dice uno de ellos. Y es verdad. Esta serie que debutó anoche en TVN está para mostrar una realidad muy poco vista, salvo durante los días de Teletón.
En todos lados hay niños que van a las “escuelas intra-hospitalarias” y que construyen allí su mundo de amigos, de juegos y de sueños. Esta serie fue creada por el español Albert Espinosa, que pasó 10 años de su adolescencia en centros médicos debido al cáncer. En su país la serie se estrenó en 2011 y su gran éxito la llevó a tener versiones en México e Italia, entre otros países. Esta versión chilena —de Wood Producciones y dirigida por Julio Jorquera— es digna de la original por la calidad de su factura audiovisual, las buenas actuaciones de niños y adultos, y porque logra una atmósfera que conmueve y atrapa.
En el primer capítulo, Sebastián (Santiago Figueroa) vive el último día con sus dos piernas. Sufrirá la amputación de una de ellas al día siguiente. En la misma habitación está Lautaro (Lucas Sáez), quien ya ha pasado por eso y durante toda esa jornada se dedica a enseñarle qué debe hacer para despedirse de su pierna como Dios manda. En el intertanto conocen a una chica con anorexia, a un pequeño que está en coma y a otros personajes que van llegando por distintas razones. Así se va formando la pandilla de los “Pulseras rojas”.
Esta es una historia sobre el duelo, sobre las pérdidas que vamos sufriendo desde niños y sobre cómo nuestra única posibilidad de sobrellevarlas es con el apoyo de quienes están cerca. No importa si es en un hospital, en el colegio o en el grupo del barrio.
La versión chilena se estrenó anoche cerca de las 23:15, hora en que la mayoría de los escolares deberían estar durmiendo o en “vías de”. Sería muy bueno que se exhiba también en un horario en que niños y jóvenes puedan verla, pues ellos deberían estar entre sus principales destinatarios.