La saturación del espacio mediante la repetición de unidades similares ya fue un procedimiento visual desde los comienzos de la centuria pasada. Más adelante vino la introducción de objetos a manera de series, sobre todo en manos de la instalación. Y el siglo actual ha generalizado el sistema. Así, no hace mucho, hemos visto en nuestro propio país la obra protagonizada por flores de simbólico cobre, realización de Fernando Casasempere, al aire libre; primero fue en Londres, luego frente a nuestro Palacio de la Moneda. Ahora, una instalación de orientación similar es ofrecida por Galería Patricia Ready. Corresponde a una obra de 2008 del suizo Not Vital, nacido en 1948. Se trata de 100 grandes esculturas en acero inoxidable, forjadas a mano. Con pedúnculos de tres metros de largo, representan capullos de loto a punto de abrir. Estos suelen cambiar levemente su curvatura, también sus tallos varían apenas su tamaño. Diversidad semejante introduce una alteración sutil en el conjunto. De tal modo, siendo a primera vista algo desordenado, encierra, sin embargo, un ritmo interior interesante.
Al mismo tiempo, los pulidos volúmenes resultan capaces de reflejar, con su brillo y redondeces, buena parte del entorno circunstancial. La distorsión producida en el presente caso introduce sobre sus superficies la iluminación casi en damero que procede del techo de la sala. Así, su luminoso colorido amarillento se integra al color acero de cada unidad. Se provoca el efecto visual de un conglomerado de joyas iguales, que llena con intensidad el suelo donde yace. Además, cada flor, al estar cerrada en sí misma, produce la tensión de un futuro de posible incertidumbre, que quita cualquier placidez anímica a la ejecución entera. También el expositor cultiva la arquitectura; aunque con finalidad poética, hoy la practica de una manera, acaso, una pizca extravagante. Con la colaboración del arquitecto chileno Cristián Orellana se halla, pues, concretando su anhelo de “tener una casa para mirar la puesta de sol en cada continente”.
Con nada más que atravesar la común calle Espoz, tenemos a Galería Isabel Aninat a nuestro alcance inmediato. Asimismo, ella inaugura su plena temporada 2014 con otro autor extranjero. Se trata del joven colombiano Santiago Parra. Como ocurre frecuentemente, los envíos a nuestro país desde esa nación nunca dejan de ser atractivos. Emplea el visitante un tachismo que mira claramente hacia mediados del siglo XX. En sus acrílicos sobre tela maneja, entonces, el contraste de valores absolutos. Y con violencia gestual agrede, a la vez, con el plano, con el denso pigmento negro la pasividad impoluta del soporte blanco. Sus vigorosas curvas abstractas hasta aparentan estallar con ímpetu espontáneo encima del lienzo. Algo del grito plástico que caracteriza al buen grafiti contestatario hay en estos trabajos de 2013. No obstante, el movimiento sin treguas que ellos ostentan a través de sus curvaturas permanentes en cierta medida llega a restarles expresividad dramática.
En el mismo barrio de Vitacura, Galería Artespacio muestra las pinturas más recientes del chileno Matías Vergara. Sus personajes: huidizas cabezas, sin mostrar del todo, de anónimas muchachas en flor. Al estar vistas en gran medida desde atrás, solo permiten vislumbrar el óvalo de sus caras. Con ello adquieren ese aire enigmático que obligan a emparentarlas con la mujer de los alfileres del cuadro famoso de Pedro Lira. Pero estos retratos relativos terminan por resultar más bien dibujos —a carboncillo en especial— sobre soporte pictórico de mayor o menor cromatismo, este último siempre adecuado. En las protagonistas actuales (2013) de Vergara, probablemente lo mejor salido de sus manos, la nuca, la oreja, el moño con que dispone su cabellera oscura son elementos de veras significativos. Además estas cabezas se ofrecen dobles, triples y observadas desde ángulos distintos. Los momentos más atrayentes nos parecen “Anónimas N° I, VI, VIII, IX, XI”, composiciones hermosas y capaces de alcanzar algún grado de rango monumental. Otros cuadros amplios optan por reconocibles individualidades vistas de perfil o de frente, aunque sí agachadas o un poco como serie, tapándose con las manos. Por el contrario, hallamos del todo rechazable “Claroscuro”, un intento no conseguido de una alianza entre lo figurativo y lo no reconocible.
Obras de Not Vital
Instalación de mudas floraciones que saturan,
relucientes y refractantes, el espacio de la sala.
Lugar: Galería Patricia Ready.
Fecha: hasta el 25 de abril.
“Diálogo latinoamericano”
Pinturas del colombiano Santiago Parra,
que rememoran el tachismo con su negro y blanco absolutos.
Lugar: Galería Isabel Aninat.
Fecha: hasta el 5 de abril.
“Anónimas”
Rostros femeninos de Matías Vergara poco propensos a ser individualizados.
Lugar: Galería Artespacio.
Fecha: hasta el 18 de abril.