Esta teleserie turca seduce y atrapa a través de los sentidos. Música inquietante y exótica, protagonistas bellos y tristes, una ciudad moderna, casas y oficinas lujosas. Ese es el marco para una historia muy simple: Sherezade, una joven profesional, descubre que su pequeño hijo tiene leucemia y que el tratamiento vale $75 millones. No tiene a quién acudir porque, además de viuda, es huérfana y sin hermanos. Entonces, le pide el dinero a su acaudalado jefe para quien trabaja hace solo tres meses. Onur Askal, frío y déspota -pero endiabladamente guapo-, acepta dárselo a cambio de que pase una noche con él.
Es una trama que hace recordar las antiguas novelas rosa de Corín Tellado que, maqueteadas y todo, se vendían más que "El Quijote" en el mercado hispanohablante del siglo pasado. Una teleserie clásica con cero pretensión de innovar, con ningún sentido del humor y sin intentar realismo alguno. Así y todo, esta apuesta importada de Mega ha ido de a poco ganándose la sintonía nocturna. Partió con 11,2 puntos hace tres semanas y ya obtiene un promedio de 17, pisándole los talones a la teleserie "Vuelve temprano", la con mejor audiencia del horario estelar.
Es la primera teleserie turca que llega a la pantalla local y se perfila como un fenómeno al estilo de "Pablo Escobar: El patrón del mal", que también llevó a Mega a saborear el esquivo éxito del horario prime . Esta vez la apuesta era más arriesgada porque no es fácil lograr identificación con una cultura tan distinta a la nuestra. Doblada en Chile, los personajes emplean palabras que solo usamos aquí -leer el "diario", ganar "plata", jugar al "amigo secreto"- pero dichas con un acento rigurosamente neutro, lo que ofrece un extraño resultado.
Usando códigos tradicionales de la novela rosa, la historia ha cautivado principalmente a la audiencia femenina y está relatada de un modo que la hace adictiva. Es una tentación ver cada noche cómo este jeque moderno va pasando de ser el verdugo de Sherezade a desfallecer por ella. Como en "Las mil y una noches".