Terminó la ceremonia, y Piñera -flanqueado por sus ex ministros y en medio de los aplausos- salió del Congreso. Los periodistas argentinos no lo podían creer: no había barras bravas, funas ni se lanzaron papeles. El resto de los periodistas extranjeros también estaban sorprendidos: una ceremonia corta y sobria. ¡Ni siquiera hubo discursos! La prensa internacional al día siguiente destacó la madurez cívica del país: La hija del ex Presidente Allende presidía, mientras Bachelet y Piñera vivían cortésmente la versión espejo del 2010.
Pero, sin duda, una de las cosas que más sorprendieron de ese 11 de marzo fue la salida de Piñera y su irrupción al Hyundai azul que lo esperaba afuera. Tras una pequeña dificultad para acomodarse el cinturón de seguridad y unas breves declaraciones a TVN, enfiló por la calle Pedro Montt con la sola compañía de Cecilia Morel.
No hay dudas. El "Hyundai de Piñera" generó conmoción.
Por una parte, se estaba resaltando una tradición chilena, que mezcla sobriedad, austeridad y cierta hipocresía. Quien fuera Presidente hasta 5 minutos atrás, ahora abordaba su propio auto y manejaba por sí mismo. Se estaba dando una señal poderosa de que en Chile se va al poder a servir, y no a servirse. Recordó las caminatas de Alessandri por el centro, la casa de Arturo Medina de Aylwin, la pobreza en que quedó Aníbal Pinto cuando terminó su mandato. Recordó una tradición chilena que -salvo el faraónico mal gusto y la abultada cuenta corriente de Pinochet- ha sido una especie de tradición republicana en Chile.
Por otra parte, apunta a una tendencia mundial: Hacer gala del poder (aunque ya no se detente oficialmente) y de la riqueza (aunque se tenga en abundancia) hoy es contraproducente. Como los zapatos de Francisco I, como el sueldo de Pepe Mujica, como la venta de autos oficiales en la Italia de Renzi o la cancelación de la celebración de las bodas de oro de los reyes de España, da cuenta de que en el siglo XXI la pompa y la fastuosidad se ven cada vez peor.
Pero más allá de los signos, el Hyundai de Piñera tiene un objetivo claro: es la primera señal de campaña. Al igual que el "hasta pronto" a los guardias de La Moneda o la frase "la vida nos da nuevas oportunidades" dicha repetidamente el último día, es un código que da cuenta del evidente interés por volver a la calle Moneda s/n. La Constitución actual lo permite, por lo que es legítimo; y como terminó haciendo un buen gobierno, es incluso deseable. Pero claramente el sistema actual de las reelecciones alternadas puede terminar siendo muy dañino para Chile.
El hecho de que los presidentes salgan pensando en cómo volver, a lo menos tiene dos problemas. Por una parte, no permite el recambio. Pasó con Bachelet y va a pasar ahora con Piñera. El peso de las encuestas es tan grande, que Chile arriesga -en caso de seguir con estas reelecciones alternadas- un caldo de cultivo para el caudillismo. Si, en cambio, los ex Presidentes realmente se retiraran, como Solón en la antigua Grecia, se fortalecerían los menguados partidos políticos.
Por otra parte, el sistema actual hace que en Chile estén todos los incentivos para que -en vez de tener un rol estabilizador, más allá del bien y el mal- se destruya la figura del ex Presidente. Así lo hemos visto estos años. Algunas operaciones fueron exitosas, como culpar a Frei por la crisis asiática o a Lagos por el Transantiago y otras completamente inefectivas como la "operación 27-F" anti-Bachelet. El incentivo siempre será el mismo: destruir comunicacionalmente a quien vaya saliendo para neutralizarlo. Ahora la Nueva Mayoría ya inició el plan anti-Piñera, y su intensidad irá al ritmo de la encuesta Adimark.
Parece evidente que, pese a los problemas que tiene, es mejor la reelección inmediata. Así, de hecho, debiera incorporarse en la "nueva Constitución". Por cierto, no puede ser válido para Bachelet, ya que sería un latinoamericanismo inaceptable, pero sí para el futuro. Si así ocurriera, el 11 de marzo de 2018 es probable -y sería saludable- que veamos a Bachelet manejando su propio auto coreano o chino. Pero esta vez, realmente en dirección a su casa...