CHV intenta reposicionar su franja estelar y, para hacerlo, comenzó el año con una parrilla renovada que incluye nuevos ciclos de programas y algunos estrenos. Uno de ellos es el docurreality "Padres lejanos", con el que Francisca García-Huidobro, su conductora, explora la tecla social haciendo el papel de guía y contenedora de seis parejas de padres e hijos con relaciones completamente fracturadas. García-Huidobro cumple en su rol y se la ve bastante bien alejada de la imagen dura y producida que explota en "Primer plano".
El espacio no es creación de CHV -fue emitido por la cadena española Cuatro, en 2012, y es de la productora Freemantle-, aunque bien podría serlo, pues el casting parece sacado de las más impactantes crónicas rojas de los noticieros de la estación. Hay un padre que apuñaló a su hijo exigiéndole respeto; una hija que fue abusada por su abuelo y que no perdona a su madre por no impedir la situación; un joven gay que trabaja como scort y, el caso menos extremo, una joven a la que su padre la abandonó cuando tenía 13 años. Todos ellos, acompañados de un equipo de sicólogos, intentan recomponer sus relaciones mientras cumplen la misión que les dio la producción: arriar y vender ganado en la frontera con Argentina.
El capítulo debut, en todo caso, poco y nada tuvo de conciliador. A cambio, se impusieron los garabatos, las peleas y la violencia, que lo hicieron destacar en Twitter pero que, a ratos, se tornaba prácticamente imposible de seguir escuchando. Así y todo, el rating no fue nada de esquivo para el programa, que registró 14,6 puntos -la teleserie de TVN "Vuelve temprano" lideró con 23,8 puntos-, aunque el grueso de público lo obtuvo en los estratos más populares: registró un rating de 5,5 puntos en el ABC1, 9,3 puntos en el C2, 14,8 en el C3 y 19,7 puntos en el segmento D.
¿Qué es lo rescatable, entonces, de la nueva apuesta de CHV? El desempeño de García-Huidobro y la factura técnica del programa, que incluye tomas en 360 grados, una edición ágil y hermosos paisajes, a los que se les sacó bastante partido cuando los participantes se instalaron en el refugio o durante una prueba con uno de los sicólogos. Pero ¿basta con eso para que el programa sea un aporte?, ¿es posible que familias que han vivido episodios traumáticos olviden su historia arriando ganado? y ¿olvidará realmente en treinta días un hijo, embrujado por los paisajes de la Patagonia, que su padre lo apuñaló? Casi todas las preguntas tienen un "imposible" por respuesta.