Parto por consignar que vivo hace 45 años en esta zona de Santiago. Decir que el país está segregado, en los más diversos planos, a esta altura es una obviedad. La educación, la salud, la vivienda, la previsión, son expresión donde se materializa la segregación y la división social. De igual forma, en Chile, no de ahora sino desde hace muchas décadas, también se expresa una gran segregación territorial de acuerdo a los niveles de ingreso de los hogares residentes y a la calidad de vida de determinados territorios.
En el Chile 2014, literalmente, existe la denominada "sierra mastra" de la derecha, es decir las comunas de Vitacura, Lo Barnechea y Las Condes, otro país. Habría que agregarle en la frontera a parte importante de Providencia y La Reina, pero en este artículo nos vamos a circunscribir a lo que electoralmente se denomina el distrito 23, es decir las tres primeras comunas mencionadas.
Decimos que es otro país, veamos. Chile ha alcanzado los US$ 20 mil per cápita. Sin embargo, un interesante artículo publicado en La Segunda hace un par de años de un joven economista, Andrés Zahler, territorializó dicho indicador, y concluyó que en el caso de esta zona el per cápita triplica el promedio nacional, alcanzando a los US$ 60 mil, y situando esta área con un indicador semejante a los países de Europa del norte. En materia de pobreza, nuestro promedio nacional se acerca al 15%, en esta zona no supera el 1%; en materia de salud, la inmensa mayoría de quienes vivimos en este territorio somos parte del 17% de los chilenos afiliados a isapres; en materia previsional, sin duda que estamos en los dos últimos deciles de mayores ingresos y en consecuencia, aseguramos una pensión razonablemente digna. En tanto, en materia de la calidad de vida, es útil referirse a la conformación de los grupos socioeconómicos determinados por la encuesta nacional que realiza la Asociación de Investigadores de Mercado. El último estudio estableció que a nivel nacional solo el 5,4% de los hogares pertenecemos al ABC1, y en el caso de la Región Metropolitana alcanza al 10% de los hogares. La inmensa mayoría de estos viven en esta zona. En materia educacional, la última PSU mostró que los colegios mejor rankeados en cuanto a puntajes elevados, también son de esta zona. En el área de la salud, más allá de su masiva afiliación a las isapres, la población de este distrito accede a las clínicas y centros médicos de mayor costo, pero también de mayores comodidades y calidad. Y para no aburrir con más indicadores, me referiré a la posesión de automóviles. La última Casen indicó que el 39% de los hogares de Chile posee uno o más vehículos, mientras que en la comuna de Vitacura hay un vehículo por habitante, incluyendo las guaguas.
De todo lo anterior se desprende que en esta zona de Santiago vive el 1% más rico de la población que captura el 17% del ingreso nacional y la mayoría del 10% más rico de la población que captura el 32% de dicho ingreso, de acuerdo a la última encuesta nacional de ingresos familiares del INE. Además, y como es obvio, este otro país se ha constituido políticamente en la "sierra maestra" de la derecha. Es su fortaleza desde siempre, pero en las últimas décadas se ha incrementado dicha fuerza política. La mejor votación de la oposición actual en los últimos 25 años en este territorio, se logró en el plebiscito de 1988, cuando alcanzamos el 40% por la opción No, desde ahí hasta hoy la cifra ha ido disminuyendo, alcanzando en la última elección parlamentaria solo el 20% de los votos. En consecuencia, no es una fortaleza estática en el tiempo sino que sus muros se van consolidando. Para muestra, un botón: en la última elección presidencial, en su segunda vuelta, hace menos de un mes; mientras el país en su conjunto le otorgó un 62% a Bachelet y un 38% a Matthei, en Vitacura la candidata de la derecha alcanzó el 82% de los votos; en Las Condes el 75%; y en Lo Barnechea, el 78%. Definitivamente otro país.
A las enormes tareas del próximo gobierno habría que agregar un esfuerzo por que la ciudad no tuviera este tipo de fortalezas, porque finalmente cuando uno nace, estudia, trabaja y muere en la "sierra maestra", desconoce la existencia del otro Chile, inmensamente mayoritario y lleno de carencias.